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Tortuguismo

  • 08 agosto 2023 /

    Hecha la ley, hecha la trampa” es el adagio clásico para expresar que en cuanto nace el precepto regulatorio surgen, como mala hierba, quienes ya tienen su plan para quebrantar el mandato sin ser castigados, se cobijan en la impunidad que proporciona el precario sistema de justicia y la debilidad institucional no pocas veces aireada en “hoy por ti, mañana por mí”.

    Con la ley se multiplican las excusas y justificaciones en lugar de evaluar la capacidad de aquellos a quienes compete su aplicación. También, basado en la experiencia, la sabiduría popular reconoce que “las cosas de palacio van despacio”. Ejemplos múltiples y a diario. Eso sí, las nefastas consecuencias recaen en quienes más necesitan la protección de las leyes que revierten en los más favorecidos de la sociedad.

    Un caso concreto de la infinidad que podemos comentar es el de la reparación de centros educativos, cuya lentitud es una bofetada para miles de alumnos y padres de familia, puesto que la labor educativa no alcanza ni los mínimos niveles de calidad comenzado por las instalaciones, el mobiliario y los escasos alicientes para aumentar la matrícula de alumnos y disminuir el alto número en la deserción escolar.

    El director de Construcciones Escolares se escuda en la observancia de ley que no convence puesto que de los 109 centros educativos identificados en el presupuesto de 483 millones de lempiras solamente “estamos reparando 23 en este momento. Lo que nos ha estado atrasando es la Ley de Contratación del Estado, pero ya todos los proyectos están formulados y los procesos están en licitación y adjudicación de obras”.

    Vale más tarde que nunca, habrá quien complete la información con sorna, pues los puntales del futuro, como hemos señalado en reiteradas ocasiones, son educación, salud y empleo. Desde allá arriba “no se escucha padre”, pues los intereses van por otro camino, aunque con acercamientos, promesas y algunos recursos se van creando espejismos que a la postre evidencian el agravamiento de los problemas.

    Nada extraño que la confianza ciudadana vaya debilitándose, pues aumenta el distanciamiento con la realidad diaria del ciudadano común más urgido de la supervivencia que de mejorar la calidad de vida, sueño inalcanzable para la mayoría. Toda deficiencia en educación es problema hoy, pero es gran abismo para las generaciones venideras que se hallarán al margen de las exigencias y necesidades de la sociedad.

    Educación reconoce que trabajan en 23 centros educativos, pero faltan 86 de los identificados, porque municipalidades e instituciones privadas han aportado en la infraestructura escolar. Con el presupuesto aprobado, pero no en camino, el año avanza y con baja gestión en el uso de los recursos, también en educación, habrá que esperar para el 2024 y 2025 para proclamar: escuelas reparadas.