06/05/2024
01:00 AM

Siembras estériles

  • 03 noviembre 2021 /

    Las siembras de odio, las descalificaciones, los ataques verbales enconados, o resultan estériles o terminan por rendir unos frutos muy poco apetecibles y, además, venenosos. Y todos los candidatos que actualmente buscan un cargo de elección popular deben tener presente lo anterior.

    Desde esta página editorial, lo hemos señalado muchas veces: este país, de poco más de nueve millones de habitantes, requiere del esfuerzo y trabajo de todos sus hombres y de todas sus mujeres para salir adelante. Ningún candidato, ningún partido, por sí solo, va a tener la fuerza necesaria para resolver su larga lista de problemas. Y, por lo mismo, en la medida en la que nos distanciamos, porque nos tratamos como enemigos, porque nos hacemos la guerra de una manera poco honorable, muy irrespetuosa; porque recurrimos a la diatriba, a la difamación irresponsable, luego resulta sumamente complicado restañar las heridas y fundirnos en un sincero abrazo fraterno para trabajar juntos por el bienestar de Honduras.

    Nos guste o no, les guste o no a los políticos, Honduras es de todos. Nadie puede adjudicarse la propiedad exclusiva de la patria ni pretender que puede enfrentar solo todos los desafíos que tenemos a la vista. Y en la coyuntura política actual mucho menos. Hay cuatro grandes partidos cuyos militantes apenas llegan a alrededor del 50% de la población; el resto se encuentra disperso en el resto de las fuerzas políticas y cerca del 40% no se declara seguidor de ningún partido. De modo que, si somos conscientes de esta realidad, cada partido de los grandes apenas cuenta con la simpatía de algo así como el 15% de los hondureños; así están las cosas. Por lo mismo, es una estrategia poco inteligente basar una campaña en el descrédito del otro, en la ofensa, en el insulto. Además, los votantes tampoco carecen de cierto criterio ni han perdido el sentido común. Hace algunos años se podía engañar o comprar a los votantes, hoy es mucho más difícil.

    Al final, una vez hayan pasado las elecciones generales y se haya declarado un ganador, este estará obligado a buscar apoyos, a tender puentes, a buscar la reconciliación y la unidad de la familia hondureña.

    Pero esa labor, sin duda que resultará imponentemente ardua si se han generado heridas, si se han provocado resentimientos, si nos hemos vuelto irreconciliables.

    Cada vez que ha comenzado una campaña electoral se les ha pedido a los candidatos que hagan propuestas, que presenten sus planes de gobierno y que, con base en ellos, busquen el voto popular.

    Pero parece que no todos han sabido escuchar. Lástima por Honduras. Ojalá que, aunque sea en estos últimos días, busquen rectificar.