28/04/2024
02:25 AM

Salud mental

    Son múltiples los factores que contribuyen al aumento de los accidentes viales, de manera que vamos quedando atrapados a través de los años en una red cada vez más asfixiante para la vida familiar y personal. Aquí, naturalmente, lo más doloroso es la pérdida de vidas humanas y las secuelas, algunas permanentes, en heridos. Y luego viene la carga que significan los percances viales para el deteriorado sistema público de salud.

    Recientemente nos referimos a la ausencia de los agentes de vialidad en carreteras y calles, notando su actividad en tareas administrativas o de obtención de datos posaccidente.

    Así señalan de inmediato desperfectos mecánicos, es posible, mal estado de carreteras o calles con sobreabundantes baches, lluvias sobre el pavimento o, tan insólito, la invasión de la vía por ranas o renacuajos como ocurrió recientemente en Choloma.

    Para profesionales de la salud los desastres viales reflejan “el estado de salud mental” de los conductores, la mayoría de ellos enormemente afectados en su diario vivir y que suplantan las prácticas sanas de convivencia por parámetros de la ley de la selva.

    El más fuerte, léase el más bruto, marca el momento que queda plasmado no solo en los hechos sino en la impunidad que incentiva la violencia. La ley, incluso la de vialidad, no es para todos con casos cada vez más evidentes.

    Pero vayamos a aquello de la salud mental en quien conduce un vehículo, pues su conducta y sus manifestaciones de personalidad desaparecen al tomar el volante de manera que hasta la misma familia se asombra de las reacciones durante el trayecto que contribuye, por los atascos cada vez más generalizados, a mostrar el “rostro oculto” o ante maniobras irregulares a mentar a los antepasados.

    Claro que él es “inocente” y está en todo su derecho del que no cederá un ápice pase lo que pase.

    ¿Cortesía vial? ¿Qué es eso? Si en la convivencia se halla frecuentemente ausente el respeto y mucho más la cortesía, nada digamos en la circulación donde no se aprecia la necesidad de otro o este no baja el vidrio, hace señales y pone cara sonriente para ganarse un lugar en la fila, sino que a la brava irrumpe, no hace el alto o irrespeta la preferencia. Situaciones con gran desgaste en la batalla diaria para llegar al trabajo y regresar al hogar.

    Dada la “psiquis” entrar en carretera es sinónimo de desquiciamiento, eliminando la convivencia civilizada con graves riesgos y daños para la vida. Salud mental es la gran ausente al volante.