29/04/2024
12:34 AM

Migración

    La expresión es clara y universal, pero por ello una falacia como muchas otras de dialéctica justificadora de situaciones inaceptables. En la reciente cumbre en El Palenque, México, los presidentes, algunos de ellos con escasos viajes al exterior y sumamente protegidos, trazaron líneas generales sobre el fenómeno migratorio en la región con especificaciones para los países de origen, tránsito y destino, este último con referencia a un solo lugar pues desde el sur, atravesando el puente del istmo centroamericano, la mirada, el sueño y la ilusión se hallan en suelo norteamericano.

    Con tino y cierto grado político acuerdan pedir la ampliación de las vías regulares para emigrar, pues la aventura antihumana en el éxodo se convierte cada vez en tragedias humanas de quienes se dirigen a nuevas tierras, como de los familiares que quedan atrás. La posibilidad de la contratación de trabajo temporal es una de las vías de solución para encauzar con humanidad el éxodo masivo y permanente en búsqueda de calidad de vida con incorporación plena en otra sociedad.

    Claro que es necesario proteger el derecho humano a la migración, pero también es necesario defender el derecho -también humano- a no tener necesidad de abandonar el país como está ocurriendo en numerosas naciones del hemisferio donde la violencia, el desempleo, los ataque diarios a la libertad, la corrupción y la impunidad fertilizan la pobreza que es el origen, en la mayoría de los casos, de la mirada hacia el norte y de los primeros pasos en una ruta agotadora, peligrosa y con escasas garantías de éxito.

    Por ello las políticas migratorias integrales deben iniciarse en las fuentes mismas del éxodo con una responsabilidad compartida que se refleje en disminución, no aumento por oleadas, de salida de los países. Honduras, en el corazón del istmo centroamericano, es un claro espejo de este grave problema humano, pues el paso mayoritariamente de venezolanos, cubanos y haitianos, es la evidente necesidad de elaborar, agilizar y fortalecer un plan de acción que atienda las necesidades personales básicas y ampliar las relaciones comerciales y las inversiones para crear empleo que proporcione ingresos adecuados y estables a las familias.

    Es loable el interés y esfuerzo de México en la cooperación de programas sociales Sembrando Vida para campesinos y Jóvenes Construyendo el Futuro para incentivar el trabajo juvenil. Así dos de los grupos más relegados de los gobiernos pudieran tener el respaldo, pero dado los antecedentes, todavía recordamos el mesianismo del Plan Puebla Panamá, habrá que esperar con confianza, pero siempre que intervengan manos puras, no puras manos, pues ya conocemos cómo se encauzan los recursos. El derecho humano a migrar tiene la otra cara, el derecho humano a no tener necesidad de abandonar el país.