26/04/2024
12:56 AM

La inflación

    Estamos en la pretemporada de esos días de paz y prosperidad por lo menos en deseos y observaremos en veloz carrera los mercados con el combustible de una mayor capacidad adquisitiva para muchos, pero no para todos. Quien no disponga de recursos estables sentirá y sufrirá por la demanda del plato en la mesa y de los compromisos para sobrevivir. Aquello que los profesionales llaman inflación será el gran devorador de los que tienen y torturador de los que carecen de lo más elemental, el alimento.

    No hay tregua en la escalada de precios que supera, según cálculos de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social, los 12,000 lempiras en la canasta alimenticia, evidencia de las múltiples dificultades en el día a día, multiplicadas para miles de familias al carecer de un ingreso sustentado en un trabajo que en la época navideña constituía un respiro, efímero, pero respiro para el hogar.

    No habrá ya esa oportunidad. Las pequeñas y medianas empresas han expresado que este año se verá sumamente reducida la oferta de empleo para la época, pues los iluminados apagaron las luces del empleo temporal, se olvidaron de las pérdidas de oportunidades de trabajo para miles de hondureños, particularmente jóvenes que compartían su responsabilidad laboral con los estudios.

    Es lo que hay y por mucho que las estadísticas oficiales señalen que el costo de la canasta básica es de 8,600 lempiras, al considerar las necesidades personales o familiares, es fuego fatuo que para quienes no tienen empleo no llega ni a eso, situación que empuja a integrar caravanas con la ilusión de llegar al norte, imaginado como la panacea.

    Desviar la mirada hacia el exterior e ignorar o menospreciar las causas internas es actitud habitual de políticos y funcionarios que cuando llega la temporada proselitista se llenan la boca con el campo, las bondades y sacrificios de los campesinos, pero terminados esos días siguen apoltronados en sus puestos oficiales y de las necesidades de la gente “si he visto ni me acuerdo”.

    Todavía sigue en la agenda la guerra en Ucrania y los desastres naturales, pero la inseguridad en las tierra cultivadas apetecidas por invasores, la instalación de sistemas de riego, el financiamiento a la producción, no a la supuesta intención de cultivar, y obras viales y su mantenimiento en zonas productivas se traspapelan con definido reflejo en el mercado nacional que necesita de importaciones para su sostenimiento, en claro deterioro de las economías de miles de familias y con afectación al bolsillo de los consumidores.

    La subida de precios en Navidad evidencia la mayor demanda, pero también, como en espejo, más aguda pobreza en desempleados a quienes les arrebataron la oportunidad de trabajar, por lo menos, en esta temporada.