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En tinieblas

  • 30 agosto 2023 /

    El cierre de alrededor de una docena de universidades en la vecina Nicaragua, es un claro síntoma de que el régimen que gobierna ese hermano país busca retroceder a las tinieblas. Unas tinieblas en las que no existe la libertad de cátedra ni de conciencia; unas tinieblas en las que el simple hecho de pensar se considera subversivo y sospechoso, y en las que se busca silenciar cualquier voz disonante, nada más y nada menos que desde la Academia.

    Las universidades han sido siempre la vanguardia de la transformación social, por eso suelen ser temidas y perseguidas por las tiranías. El cultivo de la crítica, del cuestionamiento, de la rebeldía intelectual, es patrimonio de los centros de educación superior. Las mentes más preclaras, las que otean con mayor precisión el futuro, acostumbran moverse en los campus universitarios. De ahí la necedad por domesticarlas, por acallar sus voces, por neutralizar su acción civilizadora.

    A los ignorantes les resulta chocante reconocer que hay gente más preparada, más lista, con mayores alcances que ellos mismos, y por eso intentan eliminarla. Durante la guerra civil en ese otro país hermano, El Salvador, una de las acciones más efectivas para luchar contra el pensamiento crítico y la disidencia fue cerrar, por tiempo indefinido, la Universidad Nacional, y, terrible, asesinar a algunos de los sacerdotes jesuitas que ejercían su labor investigativa y docente en la Centroamericana José Simeón Cañas.

    Esta conducta primitiva y bárbara, desdice mucho de cualquier gobierno. Apostar por el retorno a las cavernas, por la ignorancia, termina por volverse en contra del desarrollo, del progreso en todos los ámbitos. Y, por supuesto, violenta el derecho a escoger al tipo de educación que el ciudadano quiera recibir. Así que se trata de otro derecho cercenado en nuestro vecino del sur.

    No hay que olvidar que de Nicaragua ya se han marchado muchos de los intelectuales más importantes y parecen haberse quedado algunos que se congracian con el régimen o son alimentados por él. Con el cierre de las universidades, o por su traslado a manos del gobierno, seguro se irán los que se habían quedado resistiendo la embestida sandinista.

    En pocos años se verá el retroceso científico e intelectual, y no quedarán más que los fabricantes de panfletos políticos. Las futuras generaciones de nicaragüenses seguro juzgarán duramente a los propiciadores del retroceso, del retorno a las cavernas que hoy padecen.

    Dios guarde a Centro América.