28/04/2024
07:56 AM

Doscientos días

    La fecha oficial para el inicio del año escolar está definida, pero la jornada real del comienzo de clases es otra cosa, porque como todo se deja para el final, ahora es que, como ha ocurrido en otras ocasiones, el interés se centra en la aplicación de la segunda evaluación a más de 85,000 escolares que fueron reprobados el año anterior. Se abrirá la escuelita para ellos, habrá exámenes y con toda seguridad para disminuir el número de aplazados; la benevolencia, mal entendida, procurará el pase generoso para ir a la matrícula del año escolar que comienza en febrero.

    Esto quiere decir que las tareas docentes tardías y las necesarias labores administrativas atentarán contra la meta eterna, no lograda, de los 200 días de clase. No quiere decir que logrado este objetivo haya mejorado el nivel educativo que se califica también por los reprobados, por los abandonos y por la ausencia de maestros que reciben y ocupan otra plaza sin llegar el sustituto.

    El “no se oye, padre”, excusa generalizada entre funcionarios y políticos se aplica al sector educativo, pues sus frutos favorables son más que a mediano plazo y los negativos se evidencian en el quehacer diario. Por ello, no entra en la agenda la comunidad conjunta de funcionarios, maestros y padres de familia yendo cada uno por su ruta según las conveniencias del momento. También aquí hay carencia de diálogo donde al hablar la gente se entendería, pero no con las armas y condiciones de prevalencia que da el poder sino en igualdad creadora en búsqueda de lo mejor para la niñez y juventud.

    La queja en estos últimos años se dirigió directamente a la obligación de programar el proceso de reforzamiento en las dos primeras semanas de febrero a lo que sigue la aplicación de exámenes con resultados casi sabidos con antelación, el pase de la mayoría y el perjuicio para la población escolar que vio pasar el primer mes sin actividades en las aulas. Aquello de los 200 días es una meta muy bien labrada para completar exitosamente la labor escolar por lo menos en teoría, a lo que habrá que sumar otros contratiempos siempre en daño de la actividad educativa.

    “La segunda recuperación en febrero atrasa el desarrollo de las clases normales de los que no reprobaron. Eso fue lo que ocurrió en 2023 que las clases reales comenzaron la última semana de febrero, porque los profesores estaban dando nivelación”, explicó una fuente oficial del Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán. “Lejos de nivelar los aprendizajes esos muchachos van de vacaciones y en febrero atrasan todo el sistema escolar”.

    Los 200 días de clase es meta largamente deseada, pero muy lejana aún.