28/04/2024
02:25 AM

Ciudad Mujer

    En 2017 se organizó la primera Ciudad Mujer en Tegucigalpa; actualmente hay centros en San Pedro Sula, Choloma, La Ceiba, Juticalpa y Choluteca, participando catorce instituciones estatales, cada una en su área de competencia, contando con diversos especialistas, con el propósito de ofrecer orientaciones, capacitaciones y refugio a mujeres, adolescentes y adultas, brindando los siguientes servicios: atención psicológica y social, asesoría legal, atención médica, atención a las denuncias y demandas por alimentos, consejería de planificación familiar, talleres de oficios, educación formal y comunitaria, prevención de violencia, derechos humanos para adolescentes mujeres y varones, apoyo y capacitaciones para iniciativas de microempresas.

    La violencia física y sexual, el machismo y la paternidad irresponsable constituyen flagelos que cada vez más afectan al sexo femenino. Por insuficiente información, muchas no conocen que hay organizaciones públicas y privadas que han sido creadas para su protección, orientación y autonomía económica. Es precisamente la ausencia de independencia material la que obliga a muchas mujeres a someterse de manera sumisa a la voluntad omnímoda del varón, al carecer de espacios propios que les permitan a ellas y su prole la supervivencia cotidiana sin tener que depender de ayudas intermitentes del padre biológico de sus hijos. Aquellas que requieren auxilios institucionales solamente deben presentarse con sus vástagos al centro existente en su comunidad, en donde serán atendidas prontamente. Cada caso es estudiado individualmente antes de decidir a qué modulo enviarlas.

    Es de desear que más centros urbanos inauguren su respectiva Ciudad Mujer, con énfasis en prevención de violencia, educación sexual, prevención de infecciones de transmisión sexual, embarazos prematuros, educación en igualdad que en atención.

    Para ello es necesario divulgar masivamente información pertinente en ciudades y áreas rurales.

    Sabiendo que no están solas ni desamparadas, más y más adolescentes y adultas acudirán a estos centros, oportuna iniciativa de origen brasileño que ha tenido efecto multiplicador en otros países de América Latina.

    Independientemente del género, toda persona merece vivir en paz y seguridad, sin estar sometida ni a violencia ni a amenazas, sin chantajes ni extorsiones, con igualdad de oportunidades para desarrollar la totalidad de su potencial. Y ello debe ser garantizado por el Estado implementando políticas y estrategias inteligentes y efectivas que garanticen la vigencia plena de los distintos derechos humanos.