29/04/2024
12:34 AM

¿Buena voluntad?

    “¡Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!” expresión bíblica que se repite estos días, pero que va perdiendo valor fuera del ámbito concreto de la liturgia como si la “buena voluntad” fuese inalcanzable meta para lograr una convivencia armónica, en paz, con justicia y libertad o, por lo menos, crear el ambiente de paz interior personal para que pensamiento, dicho y hechos sean fruto y evidencia de tranquilidad interior en decadencia en estos tiempos de incredulidad y desconfianza.

    El relato de los evangelios con numerosas adicciones a lo largo de los siglos se vive de diferentes formas en los países cristianos y en otros muchos donde el anhelo de paz es meta lejana, pero no olvidada. Las guerras continúan causando grandes tragedias no solo al arrasar el hábitat sino al causar miles de víctimas, la mayoría inocente atrapada en ambiciones de poder.

    Existe también otra gran guerra de siglos cada vez más difícil de eliminar, pues a pesar del aumento de víctimas no brota voluntad colectiva para poner fin. Nos referimos a la pobreza cada vez con mayor expansión en lugares donde la calidad de vida, educación, salud, seguridad y empleo no se divisan en el horizonte.

    No hay paz porque la buena voluntad apenas aparece en los labios y por intereses concretos alejados de los problemas sociales que anhelan soluciones para alcanzar paz, concordia, entendimiento y el inicio de una ruta compartida hacia objetivos concretos y prioridad en las metas. Lo que nos queda es una ficticia sensación la mayoría de las veces de que la felicidad se ciñe a la Navidad con el agregado de prosperidad para el nuevo año.

    La discriminación, el odio y las ambiciones mantienen hondas raíces, cada vez más profundas, en la medida en que la riqueza y el poder muestran el camino del tener, muy alejado, en la mayoría de los casos, del ser que queda en la cuneta con tal de aparecer en el escenario social como gran protagonista del éxito material, opuesto a la paz personal incapaz de calificar las actuaciones y marcar congruencia entre decir y hacer.

    Está próxima la celebración del día de Navidad, alegría y nostalgia, que debe contribuir al fortalecimiento de la familia y a la paz entre los hondureños, invadida por la discordia y la desconfianza que nos empuja hacia el abismo al hacer oídos sordos a la “buena noticia” del Maestro de Galilea. Se acerca el día de Navidad en la sonrisa de un niño, templo de esperanza y mundo nuevo para derrotar la pobreza, la enfermedad, el hambre y la incomprensión. También nace el Señor en el anciano cuyos ojos, pese a incomprensiones, reflejan un largo camino y la esperanza de prometedor amanecer.