28/04/2024
08:00 AM

Año nuevo,

    La presidenta Castro y el ministro Esponda inauguraron la semana pasada un nuevo año escolar. En sus respectivos discursos se mencionaron algunos de los avances que se han logrado en dos años de gestión, así como lo retos que se deben continuar enfrentando.

    Evidentemente, los retos que la educación nacional tiene ante sí son imponentes. Resulta largo enumerar los obstáculos que deben salvarse para dejar de estar a la cola en la propia región, solo por delante de Guatemala, y no digamos en el resto del continente. Encima, la pandemia contribuyó negativamente al panorama educativo nacional, porque se retrocedió en cobertura y la brecha generada por la deserción de miles de estudiantes de los primeros tres ciclos de enseñanza no parece encaminada a cerrarse sino todo lo contrario.

    Hay cientos de edificios escolares en condiciones precarias, en muchos de los cuales no se cuenta con servicios básicos, como el agua, de manera permanente; con instalaciones sanitarias en estado deplorable, y ni hablar de material didáctico y equipo tecnológico. Si sucede eso en Tegucigalpa y San Pedro Sula, no hace falta tener mucha imaginación para adivinar cómo anda la situación en el interior del país.

    Sin embargo, el desafío más grande que enfrenta la educación pública nacional tiene que ver con la calidad de los servicios educativos que se ofrecen en los distintos espacios pedagógicos en que se desenvuelven nuestros niños, niñas y jóvenes. Y no es solo un asunto de falta de instalaciones adecuadas o de computadoras, sino y sobre todo, porque los programas de capacitación docente no han sido suficientes para asegurar una formación acorde con la realidad en que hoy viven los estudiantes y porque falta un mayor compromiso de aquellos que, nos guste o no, continúan siendo los protagonistas del proceso enseñanza-aprendizaje, es decir: los docentes. Porque, aunque el centro del proceso deben ser los educandos, es la actitud, el trabajo de los educadores lo que logra o no despertar en los alumnos el interés por aprender y por conocer el mundo que los rodea.

    Esto no es nuevo. Casi todos los gobiernos de las últimas décadas han priorizado el gasto, más bien inversión, en educación. Pero los resultados no son aún los esperados. Aunque desde Tegucigalpa se ha procurado hacer mucho al respecto, el éxito en algunas de las instituciones educativas de los niveles primario y medio, que las hay en todo Honduras, ha dependido del compromiso personal de una directora, de un director, y de un equipo que han entendido su responsabilidad para con la patria. Toca a las actuales autoridades del ramo, seguir dando la batalla para poner de su lado a miles de docentes que tiene en sus manos el presente y el futuro de esta tierra.