27/04/2024
12:50 AM

Aislamiento
y soberanía

    La denuncia que el Estado hondureño ha hecho para poner fin a su participación en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, más conocido por las siglas Ciadi, es, de cara a la inversión extranjera que tanto necesita Honduras, un paso en falso. Es cierto que somos una nación soberana y que nuestra participación en organismos internacionales o en acuerdos como el Ciadi son libres y voluntarios, pero lo es también el hecho de que no podemos vivir de espaldas al mundo y pensar que actos como este no tendrán consecuencias negativas a mediano y largo plazo en la economía del país. Cualquier inversor necesita garantías; nadie va a usar su dinero para hacer negocios en Honduras si no hay certeza de que, en caso de un desacuerdo o una disputa, no habrá quien obligue al cumplimiento de una norma consensuada.

    Y, contrario a lo que ha afirmado un alto funcionario del Gobierno, no ha habido ningún país en el mundo que haya despegado económicamente sin inversión extranjera. Ni China ni la India, ni Sudáfrica, ni Brasil, ni Vietnam tendrían hoy la pujanza que poseen con el solo esfuerzo de los inversionistas locales. Semejante afirmación es producto de un desconocimiento total de la economía mundial y de sus mecanismos.

    Denunciar un acuerdo para evitar posibles demandas es poco inteligente. Evadir responsabilidades y rendiciones de cuentas evidencia falta de conocimiento y madurez. Cuba, en su momento, no logró nada con su renuncia a la OEA, como tampoco lo han logrado Venezuela o Nicaragua. Hechos como esos más bien resultan penosos y no son más que acciones desesperadas para evitar que ese organismo continental conozca los desmanes y el clima de falta de democracia y de libertades que padecen los habitantes de estas naciones, las que por algo son las que presentan los flujos migratorios más importantes de la región.

    Por otro lado, el establecimiento de entidades internacionales de financiamiento paralelas a las ya existentes poco o nada benefician a Honduras. Los intentos por crear sistemas de divisas alternas al dólar u otras alianzas de mercado no han demostrado hasta ahora éxito ni efectividad. En general, estas supuestas alternativas no han logrado sustituir, y menos superar, a las existentes, ya que lo que hay en el fondo son motivaciones políticas que no producen resultados prácticos ni viables.

    Empecinarse en ir contra la corriente por razones ideológicas nunca ha tenido buenos resultados. Basta observar con objetividad a los países que se han aventurado a hacerlo para no cometer sus mismos errores.