Previendo, no adivinando porque sobre ello hay una abundante experiencia, los miembros de la Comisión Especial para la Depuración y Transformación de la Policía Nacional han lanzado un mensaje para blindar, hacer una especie de foso hasta con cocodrilos en torno al castillo, e impedir la injerencia de los partidos políticos durante las campañas proselitistas que, descarada o disimuladamente, ya han comenzado.
“No sería justo que todo lo que se ha logrado en este proceso de depuración y transformación de la Policía Nacional tuviera un retroceso por los típicos mezquinos intereses políticos que aparecen en los procesos electorales”, se lamenta el depurador Omar Rivera, cuyas palabras son el reflejo del eterno y gran vacío entre los asuntos de Estado y los de Gobierno, con prevalencia, generalmente, de estos últimos.
En pocas palabras, no hay continuidad, no se llega hasta el final programado porque quien recibe el mando lo asume con aires personales de mesías y salvador. Si a ello añadimos que durante las tareas de proselitismo “se somete a la crispación política”, se habrá iniciado el principio del fin de la necesaria, urgente, arriesgada y peligrosa depuración policial.
La campaña electoral crea los espacios y las oportunidades para el debate que, habitualmente, es tan pobre que se limita al ataque, a promesas, envueltas en papel regalo, y a la lírica de un discurso que en escasas ocasiones pasa el umbral del realismo. La inquietud en quienes vienen desarrollando el trabajo encomendado para el adecentamiento de la policía y así recuperar la seguridad de los ciudadanos, es que se utilice en el debate partidario el tema de la depuración, sus logros y debilidades.
“Comprendan que hay temas que no pueden ser sometidos a los vaivenes del proselitismo electoral: El tema del adecentamiento policial “debiera ser excluido de las disputas de los políticos en las próximas elecciones internas, en las primarias y en las elecciones generales del próximo año”.
Cuando el río suena, piedras trae, señala la sabiduría popular que también aconseja, mejor prevenir que lamentar. Sin duda, que a oídos de los depuradores ya ha llegado algo, pues abundan los pescadores en ríos revueltos que, como señala Rivera, “de un zas se destruye lo edificado” con “consecuencias funestas a un proceso que en este momento goza del respaldo y el apoyo de la mayoría de los sectores del país”.