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Perspectiva

  • 21 julio 2016 /

    Para el común de los hondureños no habituados al galimatías de términos técnicos en el campo de la economía, bien de las micro o macrofinanzas cuando tratan de explicarnos perspectivas respaldadas en estudios y análisis de firmas especializadas, no ahuyentan las dudas, pues lo que toca diariamente a nuestra puerta es el empleo, la capacidad adquisitiva del salario y el ahorro previsor tras los gastos en las necesidades prioritarias.

    El ministro de Finanzas, Wilfredo Cerrato, presentó los resultados de la evaluación de la firma calificadora Standard & Poor’s (S&P), calificando como paso positivo la nueva perspectiva hacia la cual enfila la economía nacional a la que, por segunda vez, en los dos últimos meses se le reconoce mejoría.

    “Crear las condiciones para atraer la inversión”, es una de las consecuencias más favorables para los hondureños necesitados de oportunidades en el mercado laboral que no responde a una demanda creciente de la población joven en búsqueda por primera vez de empleo.

    Orden en las finanzas públicas con un control racional en el que ingresos y egresos, con más inclinación a la inversión y mucho menos al gasto corriente, sean manejables de manera que el atractivo para el capital sea el ambiente favorable más que los resultados de la firma calificadora.

    Hay logros, reconocidos dentro y fuera, pero no rebalsa el vaso para que sea sostenible el crecimiento y llegue a la base. Aconsejar paciencia, se hace, pero falta aún, es alimentar las especulaciones, máxime cuando unos y otros, todos, nos han dado “atol con el dedo”. ¿Ahora será diferente? Las obras y las inversiones proporcionarán el ámbito favorable para el cambio que necesitamos en todos los niveles, en los que se ha infiltrado masivamente una crispación patológica.

    Respuesta a esta y otras graves situaciones: “Se proyecta un panorama positivo de la deuda externa pública y de la deuda total, con indicadores de solvencia y liquidez robustos en el escenario base”. Sobran las explicaciones académicas o teóricas, porque lo que urge es confianza y credibilidad para que con disminución de las deudas, como en las familias, racionalización del gasto y aumento en ingresos haya más disponibilidad de recursos para atenciones fundamentales: Salud, educación, seguridad...