16/04/2024
11:21 PM

La Cámara de Comercio

    La Cámara de Comercio e Industrias de Cortés nunca debió alejarse, como organismo de desarrollo y progreso local y nacional, del papel fiscalizador y beligerante de antaño. Es cierto que ha habido alguna labor, pero no es menos verdadero que ha sido mínima en los últimos años en los cuales, precisamente, el quehacer en todos los sectores sigue condicionado a la inseguridad, el desempleo, la corrupción y el deterioro de la credibilidad de los órganos públicos.

    La voz y, sobre todo, la presencia y acción de los dirigentes del sector privado se ha debilitado por el alejamiento, cada vez más pronunciado, de los acontecimientos y la debilidad institucional, de grupo, para dar respuestas reales y eficaces desde la raíz misma de los problemas: Empleo, trabajo o los que es lo mismo, garantía del ingreso familiar o personal.

    Aunque pueda parecer tedioso y reiterativo, todavía perdura en miembros de la Cámara aquellos días en que el acercamiento (no sumisión) con el Gobierno se manifestaba con la presencia de secretarios de Estado en las asambleas, en reuniones puntuales para abordar temas económicos y financieros con participación masiva, como expresión del interés en los asuntos de todos los hondureños.

    También es necesario rescatar la cohesión interna, el entendimiento de todos los socios y la voluntad decidida a enfrentar los problemas que son de todos, pues sin paz no habrá inversión; sin ésta no habrá empleo; con el desempleo aumenta la pobreza; con ella la capacidad de supervivencia se limita a la supervivencia, etc. etc.

    No basta con nueva y moderna terminología en la identificación de los protagonistas del sector productivo ni elaborada redacción en la adaptación y presentación de la misión, objetivos y estrategias, sino que es necesario fortalecer la responsabilidad social en cada empresa y en los organismos en los que estas se agrupan.

    En el ámbito local, la CCIC ha apoyado iniciativas para la ciudad, pero eso no ha sido suficiente para mantener su peso como autoridad y hacerse oír.

    En el desarrollo urbanístico de hace décadas, así como los planes ordenados de expansión urbana y obras que entonces ubicaron a la capital industrial en el podium de los honores, la Cámara estuvo presente y debiera rescatar su protagonismo y aceptar el desafío, como institución, para la transformación, en un corto período, de la ciudad.

    Hay oportunidad y debe ser aprovechada, pues va en ella no solo el progreso, el bienestar y la convivencia hoy, sino el derecho de las próximas generaciones a tener una digna calidad de vida.

    La responsabilidad social debe ser una constante del colectivo empresarial sampedrano como institución denominada Cámara de Comercio e Industrias de Cortés.