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Maestros ejemplares

  • 27 mayo 2021 /

    “Querer es poder” es la máxima de la sabiduría popular, cuyo desafío se centra en la voluntad, no tanto en los medios, para conseguir objetivos, resaltando además la perseverancia hasta la consecución de la meta. Otros muchos dichos se han consagrado en torno a este, como aquel de que “hace más el que quiere que el que puede”, o este otro: “querer y poder hermanos vienen a ser”. En edición reciente, LA PRENSA resaltó la labor de los maestros del municipio de San Agustín, en el departamento de Copán, que por el número de habitantes será calificado de pequeño, pero que proyecta y resalta su ejemplo cuando de entrega por la educación de los niños se trata. Docentes, autoridades municipales y padres de familia apuestan con visión y decisión por la labor educativa.

    “Ha sido difícil desde el principio. Para lograr la matrícula anduvimos de casa en casa hablando con padres de familia para que no dejaran de matricular. Hemos ido trabajando y tenemos un gran avance”, expresa con orgullo la maestra de la aldea El Descansadero, quien camina varios kilómetros para atender a los alumnos de cada grado un día a la semana. No da para más, pero también no es menos, pues la presencia de los niños es un estímulo en estos largos días de pandemia. Repetidamente, personal del sector docente se ha pronunciado no solo por el desarrollo de los temas y la participación de los alumnos, sino por la estabilidad emocional de los pequeños y los estímulos para su superación con el contacto habitual entre los compañeros.

    La secuela de la pandemia, en el ámbito educativo, se ha medido por el número de matriculados y por las evidentes deficiencias en el desarrollo lectivo, no así en la dimensión social y en la apertura y encuentro con personas que integran generaciones con aspiraciones y fracasos propios en la relación familiar, en la integración al mundo laboral y en la generación de conciencia cívica en beneficio de la convivencia, la libertad y la paz.

    El patio de la vivienda de una de las maestras del municipio se ha convertido en aula apreciada por los alumnos, pues además de hallarse en un ambiente favorable, ello lo hace sumamente provechoso, ya que han asumido con gran responsabilidad las medidas de bioseguridad. En este ambiente de maremágnum, de incertidumbre casi incontenible, hemos de reconocer con gratitud y sumo agradecimiento a muchos, muchísimos maestros, que han asumido y llevado adelante el desafío de la enseñanza virtual tras décadas de pedagogía presencial. También para aquellos docentes donde las condiciones generales no permiten la apertura a la tecnología, pero hallan la fórmula para que las herramientas tradicionales de enseñanza sigan trazando seguras y fructíferas rutas a los niños hondureños.