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Estilo de vida

  • 15 noviembre 2019 /

    Un estilo saludable de vida es la solución, ¿a qué? El consejo y la pregunta habrán hecho fruncir el ceño como diciendo de qué va el editorial. Sin embargo, en las publicaciones recientes de LA PRENSA tenemos la fuente informativa, pues el origen de los hechos hay que buscarlo, hallarlo y analizarlo en el campo de la salud. Previsiones: en 2020, el número de hondureños afectados por la enfermedad crónica de diabetes ascenderá a más de un millón. Para la Capital Industrial, los cálculos se acercan a cien mil pacientes diagnosticados.

    Y aquí no hay portador externo o plaga, como en el dengue, para fumigar. La fumigación, con la que detener la enfermedad, no es otra que educación, información, voluntad y aprendizaje con experiencia en cabeza ajena. Es decir, los hábitos personales y en algunos casos los antecedentes familiares explican el origen y desarrollo del deteriorado comportamiento del organismo por escasez de insulina.

    Doctores hay en Honduras para que expliquen, diagnostiquen y receten el medicamento, pero sí hemos de resaltar que las condiciones de desarrollo corporal de los individuos han cambiado y hoy a gritos escuchamos que para estar sano hay que hacer ejercicio.

    El sedentarismo, el “sofaísmo” y la cabeza caída han reducido al mínimo el ejercicio en los niños y jóvenes que, a lo sumo, se reduce a cumplir el horario de educación física, pero en los recreos, en la casa o donde estén se fija la mirada en la pantalla, se mueven diestramente un par de dedos y ya está todo.

    A ello hay que sumar la alimentación saludable, eliminar las hartadas y acercar el plato a la naturaleza. La obesidad en menores que se está dando es camino seguro a la diabetes, tal y como muestran las atenciones a niños y jóvenes. Aquello de que diabetes es de los “viejos” es trampa para miles de jóvenes, cuyo sedentarismo, hábitos alimenticios y esnobismo obstruyen el trabajo del páncreas y abren la puerta al azúcar no para endulzar la existencia, sino para amargarla por siempre con tratamiento del que no puede prescindir el paciente.

    No se escucha ha sido la respuesta generalizada en colegios y escuelas donde personal de Salud ha emprendido campaña de concienciación sin hallar eco en la familia, donde hay perniciosos hábitos alimenticios y estímulos para que los pequeños no molesten. Este es el estilo de vida “saludable” que quieren muchos padres modernos para sus hijos.