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09:29 AM

Hasta ahí llegó

  • 20 noviembre 2018 /

La desnutrición y la mala nutrición están creando graves problemas.

    San Pedro Sula, Honduras

    El 78% de los hondureños, unos por casi nada y otros por comelones, constituyen los dos extremos de una sociedad enferma, de una sociedad de desnutridos y de obesos, y eso que solo asoman la cresta las generaciones adictas a la tecnología y expertas, en el único ejercicio físico para su organismo, con dos dedos, uno de cada mano, que velozmente se desplazan sobre el abecedario, con ojos estáticos sobre la diminuta pantalla en la que se sumergen por horas. ¿Obesidad? Ese es el camino y con él las numerosas enfermedades como enemigos agregados a una vida sana y un organismo saludable.

    No es para poesía ni para la retórica en discurso, pues son abundantes las fotografías, cada día más, que ofrecen los medios de comunicación de personas caminando, perdida la línea, por las calles o sentadas con promitentes adherencias empujando la ropa. No son interpretraciones individuales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte: “En Honduras destacan la prevalencia de la subalimentación, retraso en el crecimiento y obesidad en adultos”. Es el diagnóstico sobre nuestro país en el informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe.

    En un reciente artículo publicado en LA PRENSA, el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, daba a conocer que el número de personas con hambre aumentó por tercer año consecutivo en América Latina y el Caribe: ha superado los 39 millones de personas. Además, casi uno de cada cuatro adultos es obeso, mientras que el sobrepeso afecta a 250 millones, más que la población completa de Brasil. Señala la necesidad de políticas en la que la participación de todos los sectores sociales sean garantía de éxito. “Juntos debemos pensar en formas de actuar más responsables con la sociedad y con el ambiente, desde los productores hasta los consumidores. Juntos podemos construir sistemas alimentarios que aseguren la alimentación adecuada en el presente y en el futuro. Juntos podemos garantizar una vida saludable para todas las personas y convertirnos en la generación hambre cero”.

    La desnutrición, mal endémico en el área rural, y la mala nutrición, con crecimiento acelerado y descontrolado, están creando graves problemas en el débil y casi agónico sistema de salud, como se refleja en enfermedades como la diabetes, “desgastes en los huesos”, dice la gente, la presión, causa o efecto del sedentarismo y no pocos problemas que desembocan en lesiones profundas de autoestima.

    Perder kilos exige confianza en la persona, fortaleza para reducir el peso con ejercicio y dieta, lo primero asusta y la segunda causa pánico; pero para el mejoramiento de la calidad de vida hay que cuidar el peso, pues el motor, corazón, cuando se cansa avisa o quizá no, y hasta ahí llegó.