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Diálogo en la Unah

  • 10 agosto 2018 /

    Si el jueves en esta misma columna analizábamos las pérdidas para todos, “Todos perdemos”, como consecuencia de las tomas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, con episodios de violencia en el campus, hoy apelamos al único instrumento racional e inteligente capaz de crear soluciones durables y que debiera ser modelo ejemplar en la máxima casa de estudios como evidencia del triunfo de la inteligencia sobre la fuerza.

    Nos referimos al diálogo, no de sordos que se transforma en monólogo o en autoplacentero soliloquio, sino de escucha atenta entre las partes para, como primer paso, poder analizar las propuestas, incorporarlas al conjunto de iniciativas para lograr, en la diversidad de proposiciones, una solución que si no es de entera satisfacción de todas las partes, sí sea aceptada por todos en pro de un bien común.

    Puede parecer un recitar académico, pero ya sabemos hacia dónde conduce el radicalismo, la posiciones atrincheradas que hacen difícil los acuerdos pero no imposible.

    Todo depende de quienes dialoguen y de sus intenciones que no sean diametralmente diferentes a lo que se expone, reservando una agenda implícita que marca el ritmo y la dirección del diálogo.

    La universidad es el espejo de la situación del país, pero también núcleo esperanzador de un futuro ya presente que van trazando las nuevas generaciones a través de la educación, la capacitación y el fortalecimiento ideológico, cuyo núcleo sea la ética y la moral, pues más de lo mismo y aún peor será un paso adelante hacia el precipicio del que todos los hondureños tratamos de escapar.

    Autoridades y estudiantes deben llegar a acuerdos, a los que en esta ocasión habrá de incorporarse el sector transporte, sumamente favorecido con el uso que hacen los estudiantes de las unidades, de manera que el beneficio por la masiva demanda del servicio llegue también a los usuarios con tarifa acordada en el diálogo de las tres partes, y así favorecer a los alumnos en el transporte y en el desarrollo normalizado de las actividades académicas.

    Hay otros desafíos inmediatos en la Unah que exigirán también una alta dosis de comprensión, un diálogo efectivo y el alejamiento de quienes no son arte ni parte en la vida universitaria, de manera que la inteligencia sea la patente contra la violencia en el quehacer dentro del campus y en la proyección con la sociedad por medio de Vinculación universitaria.