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Pandora

  • 17 junio 2018 /

    San Pedro Sula, Honduras

    La mitología relata que Zeus, deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó al hermano de este, Epimeteo, una mujer llamada Pandora, con quien se casó. Como regalo de bodas, Pandora recibió una misteriosa, hoy denominada, caja con instrucciones de no abrirla bajo ninguna circunstancia. Los dioses habían otorgado a Pandora una gran curiosidad, por lo que decidió abrirla y escaparon de su interior todos los males del mundo. Cuando atinó a cerrarla solo quedaba en el fondo Elpis, el espíritu de la esperanza. “Abrir la caja de Pandora” significa una acción en apariencia inofensiva, pero que puede atraer consecuencias catastróficas.

    Hacemos referencia a la mitología griega sin especular sobre la intención de los que idearon, coordinaron y ejecutaron el denominado caso Pandora, que ha puesto al descubierto, otra vez, uno de los más graves problemas del país, a los que se les ha ido dando respuesta en el ámbito político con una moderna herramienta legal para hacer transparente y públicar la captación, gasto o inversión de recursos financieros, y en el ámbito penal la aplicación universal de la ley porque nadie está por encima de ella.

    La ruta a seguir está claramente definida e identificada, sin embargo, el tránsito es muy complejo y con infinidad de obstáculos, pues transcurrieron años en los que todos se arropaban con la misma cobija y el hoy por ti, mañana por mí era el principio para medir hechos al margen de la ley o contra ella. Nada extraño ni asombroso que con el nuevo rumbo y la velocidad de la lucha anticorrupción se abra “la caja” y se conozca lo que ya se sabía “de hablada”, que queda confirmado con las pesquisas y hallazgos en las investigaciones.

    En numerosas ocasiones nos hemos referido a la necesidad del adecentamiento en nuestra sociedad por el futuro de las jóvenes generaciones, que debieran recibir y asumir un mensaje real y eficaz, no dialéctico y mucho menos demagógico. Los hechos hablan más que mil palabras, enseña la sabiduría popular, y cuando se aconseja algo y se hace lo contrario, la hipocresía domina las relaciones sociales, la desconfianza envenena instituciones o personas y la corrupción se ríe de los mensajes cívicos mientras avanza, cáncer mortal, en organismos e instituciones públicos.

    La sabiduría popular, por eso es sabiduría, enseña “el vivo a señas y el tonto a palo”, pues para aprender las lecciones de la vida se usa la convicción, la mejor, el buen ejemplo, y la represión, el castigo merecido, para hacer justicia por la violación de la ley y el daño infringido. Para que no exista caja de Pandora, la transparencia y fiscalización en los partidos es un buen punto de salida que se consagra con hechos concretos, oportunos y permanentes.