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Las guerras

  • 22 abril 2018 /

Nuestro país integraría el gran grupo de los perjudicados por daños “colaterales” en las exportaciones a EEUU.

    Las advertencias sobre las consecuencias de una guerra comercial se han multiplicado en las últimas semanas con la conclusión lógica de que quien pagará, de extenderse y profundizarse la confrontación, serán como siempre los de abajo, el consumidor final por la subida de precios y el empleado, dependiente él y su familia del ingreso proveniente del contrato de trabajo. La contracción del mercado repercutirá directamente en los centros de producción con un rosario de secuelas con perjuicios para todos. No habrá vencedores ni vencidos, por mucho que desde Washington se adorne el mensaje con “America First”.

    En eso de guerras desgraciadamente la humanidad dispone de una eterna dramática historia que, incluso, quedó plasmada en la ideología del miedo, de la constitución del más fuerte. “Si vis pacem, para bellum”, “Si quieres la paz, prepara la guerra”, recomendaba el autor romano poco conocido Publio Flavio Vegecio en su tratado sobre la estrategia militar. Este parece ser, por las muestras evidentes, el pensar, el sentir y el accionar, aunque habría que cambiar el “prepara” por “haz”, pues todo está listo para una hecatombe o el dramático desajuste de una convivencia en todos sus ámbitos, que si no es la mejor se ha probado menos mala.

    La confrontación bélica con armas nucleares, aquella de los botones de un lado y otro, va en camino de arreglo, ya que hablando se entiende la gente. Hay también enfrentamientos bélicos de misiles, armas químicas, tanques, cañones y movilización de tropas. Y hay otros calificados de “baja intensidad” que están ahí y de cuando en cuando dan prueba de su existencia.

    Pero también preocupa y mucho en estos momentos la guerra comercial declarada, cañonazos de un lado y otro, con aumento de aranceles, a lo que se responde con lista gravable. De trinchera a trinchera en nombre de un déficit comercial, de lo que se acusa al competidor, se va erosionando la confianza del inversor, pues el crecimiento económico recae en la inversión, muy asustadiza, y en el comercio, señala el Fondo Monetario Internacional.

    Nuestro país integraría el gran grupo de los perjudicados por daños “colaterales” en las exportaciones a Estados Unidos, mucho menor que las importaciones de ese mismo país. Situación similar con China, el otro protagonista de esta guerra en ciernes. También a las remesas alcanzaría la contracción económica al disminuir el empleo y, sobre todo, en atracción de capital, por inseguridad a futuro, condicionado por aranceles con respuestas inmediatas de quien puede y se atreve a darlas.