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Voluntad y acción

  • 26 marzo 2018 /

“Hay quienes escuchan paso de animal grande y ¿su reacción?...”

    La guerra declarada a la corrupción, pese a tener frentes abiertos y muchos otros a los que llegar, debe continuar como urgente y permanente, pues sus tentáculos casi asfixian las instituciones y drenan millones y millones, no solo en saqueo, sino también en ocupación de puestos públicos a través de parentesco, influencias y casi simulando el sistema monárquico de padres a hijos. Ya es hora de invadir trincheras donde se ha guarecido, por generaciones y por colores, la burocracia para agilizar, actualizar y modernizar la administración pública.

    Yendo a los hechos de los últimos días y a las controversias producto de la labor parlamentaria, hay inquietud en la sociedad sobre las barreras o protección que se buscan para protagonistas de hechos concretos, cuyo rosario de identificaciones llenará muchas páginas. Pero así como hay quien busca protección a perpetuidad, incluso en la inoperancia y parsimonia de organismos del Estado, así también ha habido reacciones contra este intento de manera que el delito, finamente envuelto, sea perseguido hasta que logremos su extirpación, si no por convicción, sí por temor al castigo y señalamiento que no es “vendetta”, sino represión del delito.

    En un país vecino, con problemas parecidos o casi iguales, la primera mujer que tomó las riendas de la Secretaría de Salud, tras una corta experiencia donde la oposición aumentaba en la medida en que se trataban de solucionar los problemas, expresaba recientemente: “El Ministerio se había convertido en la agencia de empleo en función del clientelismo político de diputados y políticos”. ¿Ausente entre nosotros? La respuesta puede quedar como tema secundario, pues la urgencia en este momento es no proporcionar ningún espacio a los intentos regresivos de la lucha contra la corrupción.

    “Yo fui uno de lo proponentes de esa ley y nos ha dado un tremendo resultado. No vamos a retroceder, seguimos en esa ruta”, reaccionó el presidente Juan Orlando Hernández, siendo intepretadas sus palabras como veto a la ley de privación de dominio que “nos dan un tremendo éxito”, reiteró el mandatario. Sus palabras calmaron, puesto que sus declaraciones deben de ser “señal irrefutable de que el combate contra la corrupción no se interrumpirá”, interpretó el dirigente de la sociedad civil Omar Rivera.

    Si hay voluntad y certeras acciones contra los saqueadores de los recursos del Estado eliminaremos los tentáculos que asfixian la vida nacional de manera que por convicción, rescate de la ética o represión, recuperemos la transparencia, la honestidad como puerta abierta para la confianza en la convivencia social y en el enredado mundo de los negocios. Hay quienes escuchan paso de animal grande y ¿su reacción?...