26/04/2024
12:22 AM

Vivienda urbana

José Azcona

Uno de los desafíos más urgentes de la planificación urbana es la forma de tratar las zonas desarrolladas informalmente. Estas colonias son producto de la explosión migratoria interna en los años 1970s y 1980s, acompañada de un colapso del sistema tradicional de manejo de propiedades.

Esto resultó en el equipamiento parcial e inadecuado en las zonas de los requisitos para una vida urbana sana y moderna. Las deficiencias incluían: vialidad inadecuada; falta de servicios de agua, de saneamiento y de espacios de equipamiento social públicos; construcción precaria.

Con el paso del tiempo, esas comunidades se desarrollaron a medida que sus habitantes se adaptaban a la vida urbana y se iban integrando a la economía de la ciudad. Gradualmente, y en gran medida gracias a la acción comunitaria, hubo construcción de escuelas, pavimentación de calles, habilitación de alcantarillados, y desarrollo del comercios y otros servicios. Algunos habitantes abandonaban la colonia a medida crecía su nivel económico, pero la mayoría se quedaba.

El proceso fue acompañado del hacinamiento progresivo. A medida crecían las familias, y en ausencia de espacios planificados de vivienda accesibles y cómodos, estas tendían a construir anexos o expansiones de las viviendas existentes, con pisos adicionales o eliminación de las áreas verdes. Esto afectaba el acceso a luz y aire fresco, además de agravar los problemas descritos anteriormente. Este fenómeno también se dio en muchas colonias urbanizadas de origen.

La situación se puede resolver de varias formas: 1) construir comunidades masivas completamente nuevas (que ha sido la política del Estado en todos los últimos gobiernos). 2) Hacer mejoras graduales acompañadas de la reducción de la sobrepoblación, y 3) crear soluciones nuevas a una escala menor. Creemos que el énfasis en (1) no ha funcionado, y que las otras dos funcionan mejor juntas.