17/05/2024
12:35 PM

¡Virtudes del trabajo!

Alejandro Espinoza

“Si amas lo que haces nunca será un trabajo”, Confucio.

El trabajo en su profundidad puede asumirse a ser sinónimo de actividad, y lo más determinante puede ser llamado como ocupación.

El hombre expresa en su trabajo una forma de manifestar el ser dueño de la naturaleza, pero para ello se debe ser dueño de sí mismo; es el hombre que no se motiva o desmotiva por los incentivos o desaciertos del ambiente que lo rodea, esto lo hace virtuoso.

Es allí donde la relevancia del trabajo deja de ser arduo cuando se adquiere la virtud, el hábito, seguridad, facilidad, confianza y sobre todo una preparación intelectual, científica, bien llamado por Aristóteles.

Las llamadas virtudes naturales como la sencillez, laboriosidad, responsabilidad y cordialidad, las cuales para muchos no son virtudes, ya que salen por los poros cuando existe el entendimiento crítico de la importancia del trabajo.

Los griegos mencionan virtudes morales en el trabajo, como ser la prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Es una realidad que la historia nos ha mostrado muchos alcaldes, generales y reyes que siendo personas moralmente excelentes fueron pésimos gobernantes, lo mismo en el caso contrario, ya que el bien temporal siempre será subordinado al bien eterno.

La virtud moral no es tal, sino que se trata de una determinación voluntaria.

Maquiavelo aconseja al príncipe no solo que sea un buen técnico del gobierno, sino que se muestre afable, tenaz y digno, no comprendió Maquiavelo que solo se puede ser un hombre virtuoso si lo que intenta es el bien eterno.

El trabajo ennoblece al hombre siempre que sus impulsos sean de una intención moral, y esto lo ennoblece más como hombre o mujer que trabaja. “Por lo tanto, mis amados hermanos, permanezcan fuertes y constantes.

Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo, porque ustedes saben que nada de lo que hacen para el Señor es inútil”: 1 Corintios 15:58 NTV.