29/04/2024
12:34 AM

Propósitos

Elisa M. Pineda

Enero es una especie de bisagra que permite abrir y cerrar puertas, para hacer cambios y buscar mejorar en diversos aspectos.

De acuerdo, cualquier momento de la vida es bueno para mejorar, pero este mes resulta idóneo quizás porque nos sentimos más acompañados en el proceso y estamos más dispuestos emocionalmente. Pasar de la lista de buenos deseos a los propósitos concretos es algo que me ha llamado la atención desde hace algún tiempo. ¡Es tan fácil confundirse!

Si bien todo propósito debe iniciar con un deseo, va más allá, siendo la intención de hacer algo o de no hacerlo. “Es un objetivo que se pretende conseguir”, dice el Diccionario de la Real Academia Española.

De manera que no basta solamente desear, sino tener la intención firme de encaminarse hacia el objetivo trazado. Parece pequeña diferencia, sinónimos al fin, pero la mayor distancia la suele poner la voluntad.

La voluntad que es una fuerza muy grande que habilita los grandes cambios no solamente personales, sino también en otros ámbitos de la vida. La voluntad que es un don preciado, que nos hace avanzar o retroceder.

Tomando en cuenta esos pensamientos, ¿qué podemos proponernos? Aunque es un ejercicio muy personal, voy a compartirle cinco de los míos, que pueden servir de alguna manera. Veamos.

El primero es actuar en congruencia con mis sueños personales y familiares. Parece poco, pero ¿cuántas veces nos distraemos en otros temas que nos llevan lejos de lo que verdaderamente anhelamos? Hay que recordar que las metas son importantes, por ello hay que establecer tiempos y resultados a alcanzar. Soñar es importante, pero luchar por esos sueños es todavía más.

El segundo es saber poner límites, respetando mis propios tiempos. Saber cuándo decir sí y cuándo no es muy importante. Saber dedicar el tiempo y el espacio al crecimiento personal, a la familia, al trabajo y a las relaciones sociales es indispensable.

El tercero es escuchar siempre mi voz interior. Hace muchos años, un buen amigo profesional de la Psiquiatría me daba ese consejo para la vida “recuerde siempre escuchar su propia voz”, algo que he pasado por alto más de una vez. En un mundo de modelos preestablecidos, de ruido y múltiples voces, puede ser un verdadero desafío. Hay que detenerse a reflexionar ¿qué me mueve y hacia dónde quiero dirigirme?

El cuarto es prestar atención a las personas que me prestan atención. En ocasiones nos desgastamos por sostener relaciones con otros que no tienen interés en ello, pueden ser familiares, amigos o colegas. Mientras tanto, dejamos pasar oportunidades valiosas de conectar con otros. ¡A abrir bien los ojos, la mente y el corazón, para dejar entrar, pero también salir!

El quinto propósito es hacerme cargo de lo que me corresponde, dejando fluir aquello que no. Me explico mejor: no puedo cambiar a las otras personas, tampoco puedo cambiar mágicamente la situación del país, no puedo lograr que la vida sea más justa para todos. Puedo hacer contribuciones, desde mi propia individualidad, pero no soy responsable por lo que hagan y digan los demás.

Soy responsable de tomar las riendas de mi propia vida, de mis decisiones y mis acciones, de lo que sale de mí. Pero no lo soy del contexto ni de las reacciones de lo demás. Parece simple, pero no lo es. Ser consciente de eso, me da serenidad y me ayuda a ver con más claridad aquello que sí puedo cambiar. Pasemos de los propósitos a la vida práctica. ¡Éxitos con los propios!