29/04/2024
08:23 PM

La pandemia y otros desastres

Salomón Melgares Jr.

“No dejen que nadie los engañe, porque muchos vendrán en mi nombre y… engañarán a muchos. Oirán de guerras y de amenazas de guerras… Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá hambres y terremotos en muchas partes del mundo… Muchos se apartarán de mí, se traicionarán unos a otros y se odiarán. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente. Abundará el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:4-12 NTV).

Estas palabras de Jesús podrían sonar monótonas o sin pertinencia o real significado para muchos en el presente. Pero lo cierto es que están sucediendo. La pandemia que continúa vapuleándonos sin duda ha traído hambre a muchos hogares y desconcierto y confusión al corazón de muchas personas. “Uno se siente impotente —escribe Alan Perdomo— ante el triste dilema de muchos de quedarse encerrados en la casa a costa de perder su trabajo o su fuente de ingresos”. Los noticieros con relativa frecuencia nos están hablando de guerras ya suscitándose o de otras que quieren estallar en cualquier momento.

El terrorismo se está volviendo cada vez más abrumador y los conflictos internos cada vez más detestables. Y terremotos y tsunamis y otros tipos de desastres como la división, el odio, la explotación, la contaminación, e incluso la competencia por ver quien construye los edificios más grandes y quien hace la mayor cantidad de dinero propio dentro de las iglesias son cosas que nos están abofeteando con tremenda reiteración. Todo, claro está, producto de la abundancia de la maldad por todas partes y del congelamiento del amor en el corazón del ser humano. ¿Qué hacer entonces ante esta debacle? Jesús lo dijo llano: confiar en Él hasta el final (Mateo 24:13). Ese es, pues, el propósito sublime de estas revelaciones, querido lector: acercarnos a Jesús y motivarnos a estar preparados en Él (Mateo 24:44).