15/04/2024
12:48 AM

La basura en su lugar

Víctor Ramos

No se trata de que yo sea insistente, sino más bien de que hay varios problemas en la capital que, desde hace muchos años, no se abordan con la debida seriedad: el asunto de la recolección de la basura y otros temas relacionados con la sanidad ambiental.

Comienzo: la capital presenta un aspecto deplorable debido al mal manejo de la basura. Al pasar por las calles de Tegucigalpa a cualquier hora lo que vemos es una ciudad llena de inmundicia con basura en sus aceras y por todas partes. Este problema se acentúa después de que los citadinos sacan sus bolsas con la basura para que las recojan los camiones del tren de aseo.

Tanto personas irresponsables como perros despedazan las bolsas y desparraman su contenido; a esto sumemos la enorme cantidad de perros callejeros que hacen sus necesidades fisiológicas en las aceras que exponen a que los peatones y los turistas –-porque queremos que nuestra capital sea un destino turístico-- embarren sus zapatos o sientan los olores nauseabundos de la basura o de las eyecciones dispersas en las calles en donde también se venden alimentos.

En una ocasión, en esta misma columna, sugerí que en los lugares en donde los citadinos deben colocar las bolsas de la basura se pongan contenedores asegurados con tapa y llave para que nadie tenga la posibilidad de tirarla en la calle. He visto estos contenedores en La Habana donados por una de las tantas autonomías españolas.

Estos contenedores están diseñados de tal manera que el camión recolector puede tomarlos mecánicamente y descargarlos en el depósito recolector.

Por otra parte, no vendría de demás una ordenanza municipal mandando a los dueños de negocios, vendedores ambulantes y viviendas que mantengan limpias sus aceras y la porción de calle que quedan delante de sus negocios o viviendas so pena de ser multados si no cumplen; esa misma ordenanza debe mandar a los dueños de perros que al sacar a sus animales a la calle lleven un recolector y una bolsa para recoger las eyecciones y colocarlas en un lugar debido.

Pero también hay sitios en los que la ciudad parece una selva, pues muchos predios están llenos de maleza. La municipalidad debe actuar sin contemplaciones porque tales predios contribuyen a la proliferación de mosquitos transmisores del dengue y otras virosis que facilitan la elevación de la morbilidad y la mortalidad en Tegucigalpa por causas prevenibles.

Dado que los dueños no se preocupan por limpiar sus propiedades ni sus calles aledañas, la municipalidad debe tener una cuadrilla de “chapeadores” para que hagan estas tareas y cargar, a los dueños, con el valor de la limpia más la respectiva multa. Así habrá empleo y más ingresos.

Otra medida que es urgente para la capital es el saneamiento de los ríos y quebradas que, durante la época calurosa y seca, se vuelven productores de desagradables olores y mosquitos, nocivos para la salud.

Es impostergable construir un colector de un adecuado diámetro que recoja las aguas negras de la ciudad a lo largo del río Grande en su paso por Tegucigalpa y Comayagüela para depositar estas aguas insalubres en un sitio en donde reciban el tratamiento adecuado para llevarlas al río libres de contaminantes.

Por último, la Alcaldía debe proceder a ordenar la reparación de las aceras y a pintar casas y edificios con los colores que la municipalidad tiene dispuestos porque, actualmente presentan un aspecto totalmente deprimente y ruinoso. Para esta tarea debe darse un plazo perentorio.

Pero tampoco debe olvidar la Municipalidad ordenar, a los responsables, retirar de la ciudad esa cantidad de cables que agobian la vista, la estética y la resistencia de los postes.

Tegucigalpa y Comayagüela merecen esto y mucho más. Solo con unas ciudades gemelas limpias, sin basura ni malezas, con sus casas y edificios bien presentados y su gente contribuyendo a la conservación del aseo y de su salud podemos aspirar a convertirnos en un centro de atracción turística.

Si seguimos como estamos, con un aspecto sucio y andrajoso, nuestra ciudad capital no pasará de ser una ciudad repulsiva.

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