28/04/2024
02:25 AM

Integración eclipsada

Elisa M. Pineda

La cita es para este día. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya presidencia pro tempore le corresponde a Honduras, se reunirá para tratar sobre el caso reciente de la violación a la sede de la Embajada de México en Ecuador que, de acuerdo con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, es una violación a la soberanía nacional del estado acreditado, en este caso, de México.

La Embajada de México en Quito tenía como huésped al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, compañero de fórmula del expresidente Rafael Correa y posteriormente, vicepresidente junto a Lenín Moreno.

Jorge Glas ha estado vinculado con el conocido caso de corrupción de la empresa de la construcción Odebrecht, que lo llevó a la cárcel, de la que salió con libertad condicional en noviembre de 2022. En 2023 fue citado por otro caso de corrupción, lo que ha sido considerado para el afectado como persecución política y lo llevó a buscar asilo.

Glas se convirtió en huésped de la Embajada de México en Ecuador, sumiendo a los dos estados en la crisis en la que ahora se encuentra la relación, que ya impacta a la comunidad latinoamericana.

No es un caso tan sencillo como podría parecer, a juzgar por la torpeza demostrada por el Estado receptor al violentar la sede diplomática mexicana, algo inadmisible desde la óptica del derecho internacional. Las autoridades ecuatorianas apelan al principio de no intervención en asuntos de carácter interno.

Detrás de todo el conflicto político diplomático está la polarización ideológica de la región, que hace que esta fractura en la relación bilateral México-Ecuador se convierta en una verdadera crisis regional.

Latinoamérica es una región que tiene en común dos grandes temas sobresalientes: la raíz cultural, por una parte, y las enormes desigualdades que enfrenta, por otra. La identificación ideológica tradicionalmente ha llevado a la formación de bloques que parecería que impiden tomar decisiones de estado, por encima de las de gobiernos, que son transitorios.

Esa división de bloques intrarregionales se evidencia cuando vemos la encendida reacción de algunos estados que condenan lo acontecido en Quito, catalogándolo como “neofacismo” y haciendo alusión a tristes episodios de la historia regional, poniendo más leña al fuego, como si eso ayudara.

Curiosamente, estados que ahora enarbolan la bandera del cumplimiento al derecho internacional, no han tenido reparos en cometer actos contrarios en sus propios países, que no coinciden con su retórica.

Lo cierto es que México ha tenido una amplia trayectoria a lo largo de su historia en materia de asilo, como también es cierto que no hay justificación para una violación de la soberanía de la forma en la que hemos visto a través de las noticias. Pero más allá de este hecho, lo que tenemos es la radiografía de una región que, al parecer, seguirá dando pasos en sus desencuentros que eclipsan la integración. Ese es el panorama que tiene la Celac, esperemos respuestas.