El fenómeno social y psicológico de hablar solo en los niños o en ancianos ha sido una conducta vista como normal para los expertos de la ciencia de la psicología y psiquiatría, ya que es un proceso natural en esas etapas de la vida en personas normales.
Los niños en su mundo de descubrimiento, fantasía y creatividad, pues entre sus ilusiones están los amigos imaginarios, con los que comparten todo tipo de conversaciones. En el caso de los adultos mayores, es común que los abuelos platiquen solos por falta de alguien que los escuche.
Según la psicología, hay casos de personas con trastornos psicóticos y son llamados soliloquios, se suelen presentar en casos de esquizofrenia y son repercusión y respuesta a las alucinaciones auditivas que pueden aparecer en estas patologías.
Pero después de 17 meses de la pandemia ha aparecido un sinnúmero de personas de cualquier edad “hablando solos” en sus hogares, trabajos y en las calles y avenidas de la Capital Industrial. Sampedranos hablando en voz alta y realizando algunos gestos mientras caminan o conducen algún vehículo, sin importarles que los mire la gente y peor lo que digan, pues lo hacen naturalmente.
Algunos psicólogos señalan que conversar consigo mismo, sea en privado o en público, es un desahogo emocional y rebaja la tensión. Además, que es un signo normal de una conducta sin restricciones y resulta saludable, siempre que no sean personas vulgares o violentas. Después de haber perdido seres queridos producto de la pandemia del coronavirus, más la crisis económica, es normal esta conducta mediática. Además de las personas que fueron afectadas por las inundaciones de las tormentas Eta y Iota, donde algunas familias completas aún se encuentran albergadas hablando solos, sin un Gobierno que les escuche en un país llamado Honduras.
