La comisión permanente designada para realizar sesiones legislativas extraordinarias escogió a Johel Zelaya como fiscal general de Honduras y a Mario Morazán fiscal adjunto de manera interina. La nómina fue presentada por el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo.
Para Redondo, esta elección es legal, pues se apoya en la Constitución de la República en el artículo 208, numeral 11, que concede facultades a la comisión permanente para elegir de manera interina en caso de falta absoluta de los funcionarios que deben ser designados por el Congreso Nacional.
Aunque solamente hayan sido nueve diputados de Libertad y Refundación que hayan realizado estos nombramientos en contra de 72 diputados de la oposición, en su mayoría del Partido Nacional, Liberal y del Partido Salvador de Honduras.
Aunque la frustración y desesperación del “pataleo” es que la mayoría absoluta debe sumar 86 diputados para poder tener ese derecho constitucional de poner o quitar autoridades como los fiscales. Esta maraña encabezada por el titular del Legislativo es parte de las astucias acostumbradas en la política vernácula del país.
Basta recordar todas las mil y una “mandracadas” que hicieron los dos Gobiernos nacionalistas pasados, en especial cuando violaron la Constitución a sus antojos y torcieron el artículo 239 para imponer la reelección del segundo mandato del expresidente Juan Orlando Hernández Alvarado, siendo Mauricio Oliva Herrera el presidente del Congreso Nacional.
Penoso y vergonzoso ver y escuchar a los que ayer pisotearon el espíritu de la Carta Magna hoy queriendo aparentar como verdaderos defensores de las leyes y falsos líderes, en su mayoría del Partido Liberal, y aun peor el “circo de barrio pobre” del PSH con su presidente Salvador Nasralla, que en la mañana afirma algo y en la tarde se contradice en un país llamado Honduras.
