28/04/2024
04:49 PM

En la OEA, posturas de dignidad

Juan Ramón Martínez

No les fue fácil a los jóvenes artífices de la política exterior desempañarse en la reunión de Lima. Porque tiene que ser complejo, abandonar la defensa de los intereses hondureños globales y permanentes, para privilegiar compromisos políticos con Venezuela, Nicaragua, Cuba y Rusia. Y frente a la OEA, seguir con el mismo discurso, repetitivo y cansado, en virtud del cual le reclaman a la organización interamericana, su desempeño en los procesos electorales, pasando por alto que el 2009, suspendieron a Honduras, sin escucharla siquiera.

Ahora, frente a la postura creativa, destinada a asumir un protagonismo por medio del talento y la habilidad para forjar alianzas positivas para Honduras, se rinden fácilmente ante el compromiso ideológico, aunque con ello, se lleven de encuentro los intereses nacionales, a los cuales representan. Y rompiendo con los compromisos tradicionales de la política exterior hondureña.

En fin, es mucho más difícil, cuando atrás no tienen un gobierno compacto, sino que un partido que cada día que pasa, pierde sus alianzas en el Congreso y ve, asustado crecer las fuerzas de la oposición democrática. El Che Guevara en Punta del Este, asumió la opción de cuestionar la Alianza para el Progreso, mostrando que las cifras eran insuficientes. Es decir, dejando intocable la esencia, para aumentar el compromiso de los Estados Unidos con la región.

Honduras tiene una política exterior que es proyección de la conformación de sus fuerzas y debilidades internas. Abstenerse en el caso de la Comisión de los Derechos Humanos en Venezuela fue equivocada porque los nuevos aires apuntan a su defensa absoluta. Y, además, nos compromete con los chilenos, dejándonos fuera de la atención de los Estados Unidos. Y es más desafortunado cuando se habla, de un asunto ante el cual debimos mantener el silencio. Porque como decía Witengeisten, “de lo que no se puede hablar, hay que callarse”. Como me escribió un joven colega, “abstenerse era suficiente, porque intentar aclarar tal postura, lo que se logró fue oscurecer el asunto”.

En el caso de Nicaragua, era más difícil. La postura que asumieron, basado en la no intervención en los asuntos internos de otros países, es un error. El futuro nos dirá si nos equivocamos o no, porque Honduras necesitara en el futuro, apoyo de los países que tienen muchas dudas con respecto al comportamiento del gobierno de Ortega.

Pero en donde se llevarán la barda, colocándose de espaldas a todos, es en lo referido a Ucrania y la invasión que sufre a manos de Rusia. Fuimos invadidos por El Salvador. La OEA, intervino y logró un alto al fuego. Ahora, dejamos abierta la puerta para que territorios hondureños, conquistados por los países vecinos, sean anexados ilegalmente, basados en que, en algún momento, apoyamos tal ilegalidad. Guatemala nos quitó el liderazgo regional, mientras nosotros por medio de unos diplomáticos sobre los cuales no tenemos control, debilitaron al país y su gobierno, asumiendo posiciones favorables a la creencia que basta con lograr mayoría para hacer todas las torpezas imaginables.

Es posible que, a estas horas, los jóvenes iconoclastas, admiradores de líderes que se rebelaron contra el padre y que buscan en China, el alero para que nos enfrentemos con Estados Unidos y con los hondureños coléricos que viven allá, en Canadá y en Europa democrática, consideran que han hecho lo mejor. Y que Blinken, les ha prestado atención, y que, dentro de poco, les buscarán para negociar. Estados Unidos tiene su estilo. Habrá que esperar. Y cuando la euforia termine, se convencerán que son ilógicas nuevas políticas, porque los intereses siguen siendo los mismos. Y las alianzas para protegerlos, inevitables.

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