28/04/2024
02:25 AM

Eclipsados

Sergio Banegas

Los fenómenos astronómicos como el de ayer lo vivimos a diario en estas honduras oscuras, somos eclipsados de manera constante por la desidia gubernamental, por la patética oposición que no genera nada, pues no tiene de dónde, y por el magro escenario fáctico que diluye las esperanzas de la ciudadanía.

Los nubarrones y tempestades ocultan los rayos de luz, lo cual nos lleva a tientas en una economía maltrecha que limita las posibilidades de un mejor mañana para la familia. Es doloroso que no existe un verdadero plan y visión en el cual todos aporten y se empuje en la misma dirección, todo lo contrario, el sabotaje está a la orden del día, las zancadillas son una constante, y la corrupción se entrona cada vez más en el sistema político nuestro.

¿Dónde vemos luz? En educación, en seguridad, en generación de empleos, en medio ambiente, en sistema de salud, en seguridad social, en seguridad alimentaria, en todo lo elemental estamos a oscuras, un globo de grandes proporciones se interpone y evita que se establezcan los cimientos sólidos del desarrollo.

Es así como los hondureños estamos en velos y sombras permanentes: encumbrando a los innombrables, extrañando al verdugo, defendiendo a corruptos, justificando políticos baratos que no tienen idea de ciencias políticas o de prácticas republicanas que afinquen el Estado de derecho; en fin, hubo razón cuando se dijo que los pueblos tienen los gobernantes que merecen.

Es urgente que el ciudadano encienda la luz de su conciencia, que el bombillo de la responsabilidad cívica alumbre en los entornos donde se requiere incidencia; que los grandes movimientos se mantengan en la lid de la decencia y de la probidad; que los procesos democráticos no se limiten al sufragio cada cuatro años sino más bien que sean un modelo de vida para el ciudadano agente de cambios.

¿Fácil? Por supuesto que no, a los corruptos les encanta la oscuridad y pretenden mantenernos subyugados en las penumbras del ostracismo; es tiempo de despertar y de darnos cuenta que el país se pierde entre payasos que solo quieren llenar sus bolsillos haciendo muecas irreverentes y de burla al pueblo que los sigue: el tiempo de la luz es ahora.