La democracia es un sistema que le permite a los pueblos elegir a dictadores, libertadores y también a los autodenominados “salvadores de la patria”. Cada pueblo tiene el gobernante que se merece.
En nuestro país ya ratos que entramos en este sistema y alcanzamos la mayoría de edad, ya tenemos la suficiente experiencia como para saber qué clase de personas nos han gobernado en el pasado, la hacen en el presente y lo pretenden hacer en el futuro. Si somos optimistas nos daremos cuenta que la reelección puede ser un estímulo para que los presidentes gobiernen con mejores resultados, creatividad y honestidad. Pues sabe de antemano que de eso dependerá su continuidad por cuatro años más en el poder… así ocurre desde hace muchos años en los países que son la cuna de la democracia y también en países vecinos.
Los que ya fueron presidentes en Honduras al dejar su cargo en tiempo y forma de acuerdo a la ley una vez que cesan en su cargo se convierten en ciudadanos comunes y corrientes y por consiguiente también gozan de su derecho a votar, pero la ley nuestra, tal y como estaba redactada, les atropellaba su derecho a volver a ser electos para ese mismo cargo de forma consecutiva o alterna, algo que como todos sabemos no ocurre en otros niveles de elección popular: diputados, alcaldes y magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
La sentencia que los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Honduras fallaron en la noche del miércoles pasado sobre declarar inaplicable el artículo 239 de la Constitución de la República, dio vía libre a la reelección presidencial en el país. Y ahora se puede hablar del tema en libertad y sin complicaciones.
Pero el control y la decisión en las próximas elecciones internas y generales para presidente seguirá siendo suya, con la ventaja de que a algunos de ellos usted ya los conoce. Así de sencillo.
