25/04/2024
06:05 PM

Me reiré de mí mismo

Emilio Santamaría

Nos encontrábamos en la Ciudad de Guatemala. El famoso escritor Og Mandino y yo como su orador asociado debíamos dictar una conferencia en el Hotel Camino Real al día siguiente.

Esa noche, después de un ensayo y de saber que todo, escenario, sonido y luces estaba bien, Og me invitó a tomar una cerveza en el bar del hotel. Cuando nos sentamos yo sentía que todas las miradas estaban puestas en nosotros. Evidentemente sabían quién era él. Veía a la gente cuchichear entre sí y señalar nuestra mesa.

Og me contaba algo que le había ocurrido durante su reciente gira por Australia y Filipinas. A medida que su relato transcurría se inclinó hacia adelante y para dar un tono confidencial a lo que relataba, puso su mano sobre la mía. Esa escena debe haber durado unos tres minutos, pero confieso que me puse un poco tenso. Sabía que todo mundo nos miraba y no quería imaginar lo que la gente podría pensar al vernos ahí “tomados de la mano”.

Cuando finalmente la levantó, mientras tomábamos la cerveza, le expliqué lo que acababa de pasar. Og, que siempre fue un hombre con un excelente sentido del humor, lanzó una sonora carcajada. Entre risas me pidió una excusa, pero lo disfrutó tanto que las lágrimas se le salían.
“Mi esposa se va a matar de la risa cuando se lo cuente”, me dijo.

Este era el hombre que escribió en sus famosos “pergaminos para el éxito”, el número siete: “Me reiré del mundo”. Y nos dijo “Sonreiré y mi digestión mejorara; me reiré y mis cargas serán aliviadas; y especialmente me reiré de mí mismo porque el hombre es lo más cómico cuando se toma demasiado en serio”.

Y añadió: “¿Mi preocupación por este día no parecerá necia dentro de diez años? ¿Por qué permitiré que los acontecimientos insignificantes del hoy me perturben?” Og Mandino partió a la eternidad hace ya algunos años. Y cuando leo sus libros me doy cuenta de lo tonto que fui aquella noche en el bar del Hotel Camino Real de Guatemala. ¿Piensa usted que la gente puede malinterpretar algo? Aprenda a reírse de usted mismo y no se preocupe en absoluto por ello.

LO NEGATIVO: Sufrir lo que usted piensa que los demás pueden estar pensando.

LO POSITIVO: Como escribió Mandino: “Me reiré y con mi risa todas las cosas quedarán reducidas a su justa medida”.