26/04/2024
12:03 AM

200 decentes, honrados y comprometidos

Me gusta mucho, literariamente hablando, la discusión entre Dios y Noé sobre el castigo (el diluvio) a la humanidad por los pecados cometidos.

Juan Ramón Martínez

Me gusta mucho, literariamente hablando, la discusión entre Dios y Noé sobre el castigo (el diluvio) a la humanidad por los pecados cometidos.

Un Dios iracundo, vengativo, envidioso y poco misericordioso, propio del Antiguo Testamento, que como cualquiera otro pone a prueba a Noé y regatea como cualquier intermediario basado en el número de justos para calmar su ira y su disgusto. Algo que se repite, como todas las conductas de los seres humanos, es que la voz de Dios es suplantada por unas personas que se consideran más allá del bien y el mal.


Y que nos han trasmitido la idea de que aquí no hay gente buena y honrada, que todos somos ladrones, corruptos, indecentes y por ello indignos de la mínima confianza, menos ellos, que han asumido el papel de Dios, amenazando con destruir a Honduras sin negociaciones con nadie porque Noé no ha aparecido en escena.


Cuando habla Olban Valladares, Gabriela Castellanos, Eduardo Facussé, padre e hijo, Pedro Barquero, Luis Zelaya, Salvador Nasralla y Salvador Moncada y otros puros e iracundos confirmando su creencia de que no hay esperanza y confianza en el futuro porque, según sus visiones apocalípticas, aquí no hay alternativa.


No hay personas honradas, todos somos ladrones, corruptos e indecentes, menos ellos, probablemente. En relación con esta conducta, que no deja de tener cierta intencionalidad política, un grupo de los que silenciosamente y a contracorriente buscamos los 200 compatriotas –hombres y mujeres, nacidos o no en Honduras– que además de honrados han dado contribuciones importantes en favor del país, desde obras materiales, contribuciones culturales, desarrollo de nuevas ideas sobre el futuro y creado corrientes de pensamiento integradas en espacios de la confianza en el futuro. Desde Valle, Morazán, Herrera, Cabañas, Medina, Castellanos, Santos Soto, Cipriano Velásquez, hasta Guillermo Bueso, Jorge Bueso Arias.

Pasando por Juan Ramón Molina, Manuel Vigil, Froilán Turcios, Clementina Suárez, Visitación Padilla. Además de Mercedes Agurcia de Membreño, Antonio José Rivas, Luis Landa, Miguel Morazán Flores, Antonio Ramón Vallejo, Rafael Heliodoro Valle, Medardo Mejía, Alfredo Trejo Castillo, Tiburcio Carías Andino, Ramón Villeda Morales, Cirilo Nelson, Raúl Paz Ardón, Francisco Murillo Soto, Pompilio Aguiluz, Pompeyo del Valle, Amaya Amador, Graciela Bográn, Jesús Subirana, Marcelo Gerin, Espiririon Orozco, Jaime Brufau y otros muchos más.


Y como no queremos negociar con los nuevos “dioses” calificadores –Valladares, Castellanos, Nasralla y Moncada–, le hemos dado esta tarea a los líderes de las Comisiones Municipales pro Conmemoración del Bicentenario de la Independencia. Ellos elegirán a las personas locales, honrarán a los suyos y propondrán a los que merezcan tal honor a nivel departamental y nacional.


Esto no es caprichoso. No negamos el carácter olímpico de los calificadores de los buenos y los malos, su altar de los santos nacionales, ni descalificar sus méritos y metodologías para separar la paja del trigo, los buenos de los malos, sino que darle un carácter popular a esta escogencia. De modo que la lista de los mejores, antes que una forma de venganza, sea una expresión que concite en la comunidad el concepto que, aparte de ladrones, corruptos y deshonestos, ha habido y hay personas honradas que hacen creer que en el ahora y en el futuro también tendremos compatriotas que permiten soñar en una Honduras reconstruida, reformada culturalmente y cambiada en sus visiones, segura de sí misma, menos dependiente de las dádivas internacionales.


Más orgullosa de sí misma, con una memoria histórica que le dé seguridad y fuerza para levantar la cabeza y negociar con tirios y con troyanos la defensa de Honduras a fin de impedir a los “dioses” imperiales que destruyen países eliminar nuestra esperanza.