26/04/2024
12:56 AM

La oración equivocada

Aquel fraile estaba siempre lleno de temores.

Emilio Santamaría

Aquel fraile estaba siempre lleno de temores. Temía al Superior que era duro de carácter, al cocinero que era regañón, temía a los ladrones y bandoleros que abundaban y a los perros que soltaban de noche para protegerse de ellos. Una tarde fue enviado a visitar a un enfermo.

El hombre estaba ya repuesto de salud y era alegre y platicador. Al religioso se le fueron las horas entre oraciones, un par de copitas de coñac y las bromas del visitado. Cuando salió de regreso estaba por caer la noche. Debía recorrer un largo trecho, atravesando un cementerio. El sol se ocultaba con rapidez. Angustiado ante la posibilidad de caminar a oscuras entre las tumbas oró: ¡Oh Dios, detén el sol por un par de horas!

Tal parece que Dios no le escuchó, porque la noche cayó sorprendiéndole a mitad del camposanto. Aterrado, corriendo, tropezando, cayendo y levantándose, sin saber cómo, finalmente llegó ante el enorme portón. Angustiado tocó repetidamente con el puño llamando afligido al hermano portero.

Cuando el pobre pudo poner los pies en el convento cayó de rodillas sollozando. El hermano portero no pudo menos que sorprenderse del estado lamentable en que llegaba su compañero. Lo levantó y con la manga del hábito secó sus lágrimas. − ¿Qué ha pasado, hermano, lo han asaltado los maleantes? −No, hermano portero, más grave que eso.

¡Dios me ha fallado hoy! ¿Cómo le voy a seguir creyendo? ¡No escuchó mis oraciones! El portero preguntó: − ¿Qué fue lo que le pediste, hermano? Más tranquilo, sollozando aún por el susto que había pasado, y aún con enojo, afirmó: − Le pedí hasta el cansancio que detuviera el sol. ¡Pero me dejó a oscuras entre las tumbas! El hermano portero le explicó sensatamente: −Ah, hermano, es que usted equivocó la petición.

Si lo que tenía era miedo a las tinieblas, no debió pedirle a Dios que perturbara el camino del sol, sino que cambiara sus miedos en valor.

¿No estaremos equivocando usted y yo algunas de nuestras peticiones? Quizá no deberíamos pedirle a Dios que elimine nuestros problemas, sino que nos dé habilidad para resolverlos.


LO NEGATIVO: Equivocar nuestras oraciones pidiendo que se ajuste el mundo a nuestros deseos.


LO POSITIVO: Solicitar guía y valor. Debería bastarnos con esto.