En el campo de la política gubernamental está señalado y confirmado que el dinero es tentación y que corrompe, en el caso de los políticos inescrupulosos, no hay duda.
En Honduras desde que empezó la pandemia del coronavirus, a mediados del mes de marzo hasta el lunes pasado 10 de agosto, asegura el departamento de finanzas estatal, han invertido 5,058.5 millones de lempiras en cinco meses en atención a esta crisis de la salud.
Y cuando detalla esos millonarios gastos, donde han repartido a las distintas dependencias cantidades infladas que no justifican con la realidad y los incontables casos de corrupción lo confirman, con solo mencionar la “estafa del virus”, con más de dos mil millones de lempiras, manoseados por la empresa Invest-H y sus secuaces, refugiados en los tres Poderes del Estado y la principal madriguera del Congreso Nacional.
Muchos mueren diariamente por el covid-19 debido a la negligencia del sistema endémico de salud, el personal médico pide a gritos que necesitan insumos, los niños en los hogares sufren de hambre, los padres encerrados y los abuelos escondidos, mientras las maras gubernamentales extorsionan y condenan a la gente.
En la educación a cualquier nivel es una incertidumbre con los neologismos de teleeducación o intereducación, donde un 40% no tienen acceso, y lo rescatable son los teletrabajos o intertrabajos.
En esta pandemia, unos obteniendo dinero bendito a través del digno trabajo y otros con dinero maldito, por eso la pregunta del pueblo es ¿Dónde está el dinero? en un país llamado Honduras.