Pero el 12 de junio, solamente cinco días después de haber sido asentado como perdido en los libros, el Red Rock entró al puerto de Nueva Caledonia. Fue esta la primera y única vez, en toda la historia de la mundialmente famosa Lloyds que un barco oficialmente declarado perdido, apareció nuevamente. ¿Qué ocurrió en el misterioso viaje? Los curiosos lo escucharon directamente de labios del capitán. Las fuertes corrientes se combinaron con vientos que los desviaron de su ruta.
Al ser arrastrado, el barco se encontró entre los traicioneros arrecifes del Mar del Coral. Pocos habían logrado sortear esa especie de diabólico laberinto en condiciones normales, y ellos tenían el reto de hacerlo ¡en medio de aguas agitadas por las tormentas! ¿Qué deberíamos hacer? se preguntó el capitán. Podíamos, desde luego, abandonar el barco y asirnos a la mediocre seguridad de las islas coralinas deshabitadas ¡pero escogimos luchar! ¿El resultado? ¡Lograron lo imposible! ¡Llevaron el barco a las aguas tranquilas y seguras del puerto! ¿Cuál es la moraleja? Sencillamente ¡no abandonar el barco! Que sea la realidad la que nos derrote en última instancia, y no anticipadamente nuestro miedo al fracaso. Hoy en día el mundo entero vive convulsionado. Cambios que no alcanzamos a comprender nos azotan como tormentas enloquecidas. ¿Qué debemos de hacer? Tal vez la respuesta está en los labios del capitán del Red Rock: “¡Escojamos luchar!”.
LO NEGATIVO: Soñar falsamente con que “abandonar el barco” es la solución.
LO POSITIVO: Esforzarnos en sortear las crisis que se presenten, con la seguridad de que habrá aguas tranquilas en un futuro.