Los seres humanos están divididos por su geografía, identidad, creencias, religión, sistemas de gobierno y economías diferentes; pero conscientes o no todos buscan el tener los mismos derechos, beneficios, seguridad y libertad.
El reino de Dios es una realidad que inicia y va en forma progresiva, no depende de la voluntad del hombre, pero si el hombre se somete a la voluntad de Dios, el hombre cumple su función de hacer venir el reino de Dios aquí a la Tierra.
El propósito siempre tendrá la última palabra, no la necesidad o necedad de las personas. Cada vez que una persona ve el propósito en su vida tiene acceso a las llaves del reino de Dios. “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”: Mateo 16:19 RVR60. Esas llaves representan autoridad, acceso, propiedad, dominio, autorización, poder, libertad. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”: Isaías 55:11 RVR60.
Las palabras dichas de un rey siempre protegen y preservan su reino. él siempre se va a adelantar y le va a sorprender porque la maldad no tiene la última palabra. “El ángel del Señor se les adelantó y se detuvo en un lugar estrecho, donde ya no había hacia dónde volverse”: Números 22:26 NVI. La última palabra está en Dios y su decisión.