25/04/2024
07:33 PM

Que pase el próximo

Y ante la negligencia, indiferencia o participación de las entidades encargadas de la vigilancia del narcotráfico, puesto que ese vil y criminal negocio ha gozado de beneficio y hasta de protección.

Alfredo Haces

El viernes pasado se marcó una fecha histórica, ya que la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos, declaró culpable por narcotráfico a Juan Antonio Hernández Alvarado.

Cualquier cantidad de narcotraficantes hondureños se han entregado y otros han sido extraditados por la justicia estadounidense. Algunos de ellos con sus declaraciones delataron a Tony Hernández y salpicaron al presidente Juan Orlando Hernández, al exmandatario Porfirio Lobo Sosa y otros miembros, especialmente funcionarios públicos.

Una de las principales causas de que el pueblo hondureño se sienta apenado y avergonzado de sus autoridades es la poca o nada de credibilidad que tiene la justicia en Honduras.
Pues la diosa Temis es renca, sorda, choca y muda, pues de no ser la participación de las investigaciones gringas el paraíso del narcotráfico siguiera siendo ignorado en los 298 municipios de los 18 departamentos.

Y ante la negligencia, indiferencia o participación de las entidades encargadas de la vigilancia del narcotráfico, puesto que ese vil y criminal negocio ha gozado de beneficio y hasta de protección.

Dejemos la disyuntiva que si Honduras se convirtió en un narcoestado o narcogobierno, lo que está claro es que este mercado de las drogas se ha extendido en todo el territorio nacional y con actores gubernamentales, militares, policiales y de diversos sectores de la sociedad hondureña.

Según declaraciones nacionales e internacionales, las personas detenidas por narcotráfico que se encuentran en la justicia estadounidense solamente son un pequeño número del total que existe en el país. Hay cualquier cantidad de narcotraficantes vigentes de diferentes niveles. Las autoridades nacionales se ufanan de estar combatiéndolo, pero más del 90% de los detenidos son por narcomenudeo.

Pues los verdaderos jefes no son capturados y el acabose es que son protegidos por las entidades en un país llamado Honduras.