Un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás podrán venderse como se venden en otros países, es decir, poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga por un solo periódico y saca un solo periódico, dejando los demás donde están. Un país donde los lugares de trabajo son, entre otras cosas, las papelerías particulares de sus empleados deshonestos que llevan a su casa, como propias, hojas de papel, lapiceras, bolígrafos, lápices, marcadores y todo lo que pueda hacer falta para la tarea de sus hijos. Pertenecemos a un país donde la gente inventa a la hora de llenar sus declaraciones para pagar menos impuestos o directamente para no pagarlos.
Donde la impuntualidad es un hábito, donde los directivos de las empresas no generan capital humano, donde las personas tiran basura en las calles y luego reclaman al Gobierno porque las calles están sucias o se tapan las alcantarillas, donde no existe la cultura por la lectura y donde no hay conciencia ni memoria política, histórica o económica. Donde nuestros congresistas trabajan dos días al año (y cobran todos los demás como altos ejecutivos) para aprobar una reforma fiscal al vapor, que lo único que hace es hundir al que no tiene, fregar al que tiene poco y beneficiar solo a unos pocos.
Donde las licencias de conducir y los certificados médicos se pueden comprar, sin hacer ningún examen”. Y falta mucho más... ¿Cómo podemos cambiar este bello país en un ejemplo de honradez y de virtudes? ¿Cómo podemos sobresalir por ser trabajadores, puntuales, estudiosos, limpios y confiables? Empecemos por educarnos, ya urge...