25/04/2024
10:20 PM

Si pudiéramos ver el futuro

El hecho de que ambos accidentes hayan sido sin intención alguna de provocarlos no elimina el daño que causaron

Emilio Santamaría

Hace años, un hombre jugaba muy a gusto al golf en Livermore, California. Golpeó con fuerza la pelota y esta fue a dar a la ventana de una avioneta que aterrizaba justo en ese momento en el cercano aeropuerto local. La pelota penetró y golpeó en la cabeza al piloto y, aunque maltrecho y asustado, este consiguió aterrizar felizmente. No muy lejos de ahí, en Ventura, California, ocurrió otro accidente también sin la menor intención de provocarlo. Durante un desfile, un tambor mayor hizo girar diestramente su bastón de mando y lo lanzó a gran altura. Para su sorpresa, el bastón acertó a tocar un cable de corriente eléctrica que se fundió. ¿Resultado? Dejó sin luz diez cuadras a la redonda, interrumpió las transmisiones de la estación de radio que cubría el evento y causó un incendio en unos matorrales que requirieron la llegada de los Bomberos, deshaciendo el desfile.

El hecho de que ambos accidentes hayan sido sin intención alguna de provocarlos no elimina el daño que causaron. Por supuesto, no pudieron prever lo que ocurriría. Un anuncio en el East Kent Times, diario local de California, deja claro que aún los que presumen de “ver el futuro” no pueden prever los contratiempos.

El anuncio dice: “La sesión de clarividencia fijada para el martes 4 de diciembre a las 7:00 pm ha sido cancelada debido a circunstancias imprevistas”. Hay que reconocer que vivir es un riesgo, y todos, hasta los que presumen de adivinadores, estamos expuestos a contratiempos y hasta accidentes a pesar de ser previsores.

Sí, por alguna sabia razón Dios no nos permite ver claramente nuestro futuro ni siquiera nos permite saber cuánto hemos de vivir en esta tierra, ni aún podemos estar seguros de que lo que hacemos de buena fe no producirá problemas y daños a otros. ¿Qué podemos entonces hacer? ¡Cómo conducirnos en la vida? ¿Acaso angustiándonos por lo que pudiera ocurrir?

Creo que la respuesta está en ese viejo refrán castellano que reza: “Prepárate a ti mismo como si fueras a vivir mil años, y trata a los demás como si fueras a morir mañana”.

LO NEGATIVO: Vivir con la angustia del “qué ocurrirá”, haciendo nuestra vida miserable.

LO POSITIVO: Confiar en que Dios tiene un plan para cada uno. Actuar así con fe y acción positiva hacia nosotros y tolerante comprensión con los demás.