26/04/2024
12:54 AM

Trabajos perdidos

Todo el discurso rimbombante a los que nos tienen acostumbrados los gobernantes hacen que todas las estadísticas suenen tan bonito.

Sergio Banegas

Los anuncios con bombos y platillos de la creación de 600,000 nuevos empleos, la masificación de los entornos productivos y demás cantos de sirena no son más que el común denominador de un Estado fallido que miente a granel inventando cifras que no tienen absolutamente ningún sustento en la realidad económica y social de nuestro país.

Los niveles micro y macroeconómico de una nación se ven influenciados positivamente en la medida en que la generación de nuevos empleos es una constante en el desarrollo social y entorno económico de una sociedad. Si eso no sucede, la estabilidad se convierte en fluctuaciones cotidianas en los niveles de vida de los ciudadanos.

Todo el discurso rimbombante a los que nos tienen acostumbrados los gobernantes, maquillando cifras insalvables, mintiendo sin vergüenza alguna, hacen que todas las estadísticas suenen tan bonito; pero si estos indicadores no se traducen en seguridad alimentaria, que es producto de acceso a los mercados laborales, ello es hojarasca seca, palabras huecas que el viento las arrebata hasta los océanos de la incertidumbre.

Según estadísticas proporcionadas por una ONG de credibilidad en el ámbito nacional, el subempleo en el año 2010 era de 924,688 personas, mientras que para el año 2018 ese renglón llegó a 2,570,068. De la misma manera, los asalariados que recibían menos de un salario mínimo en 2010 era de 779,675 personas, y en 2018, esa cifra llegó al escalofriante récord de 1,359,357 personas.

Es de saber que entre un 60 y 70 por ciento de los empleos en el país son generados por las empresas micro, pequeñas y medianas, ello nos conduce al entendimiento de que la inversión nacional y extranjera es capaz de producir desarrollo magnífico para la nación; sin embargo, esta inversión se ve coartada por la inseguridad jurídica y por las crisis políticas y sociales que son lo cotidiano en nuestro paisaje. No es cierto que seamos la sexta economía mundial, no le mientan a un pueblo que se muere de hambre y de penas hondas en el alma que arrancan las esperanzas de un mejor mañana.