26/04/2024
10:36 PM

El despiste de Bernie Sanders

No es casual que el presidente Trump visitó Miami horas antes de iniciar su campaña de reelección en Orlando. Tampoco es una coincidencia que los demócratas celebren sus primeros debates en Miami.

Andrés Oppenheimer

Cuando los precandidatos presidenciales demócratas se reúnan en Miami para sus primeros debates el 26 y 27 de junio deberían alejarse de la absurda fascinación del senador Bernie Sanders por los dictadores y demagogos populistas latinoamericanos. Si no lo hacen, perderán el estado de la Florida y podrían perder las elecciones nacionales de 2020. Una vez más, Florida será un estado clave en las elecciones nacionales.

No es casual que el presidente Trump visitó Miami horas antes de iniciar su campaña de reelección en Orlando. Tampoco es una coincidencia que los demócratas celebren sus primeros debates en Miami.

Probablemente, por la gran población hispana en el sur de Florida, Venezuela, Cuba y México serán temas en los debates. Y muy probablemente, Sanders –que va segundo en las encuestas demócratas, detrás del exvicepresidente Joe Biden– meterá la pata nuevamente sobre América Latina.

El 12 de junio, Sanders tuiteó una declaración en apoyo a Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil, quien está en la cárcel por cargos de corrupción. Los partidarios de Lula están pidiendo que lo liberen luego de mensajes filtrados entre un juez y los fiscales que, según dicen, mancharon la investigación. “Estoy con los líderes políticos y sociales de todo el mundo que están pidiendo al sistema judicial de Brasil que libere a Lula y anule su condena”, tuiteó Sanders.

¿Desconoce Sanders que fue durante la Presidencia de Lula en 2003-2011 que Brasil sufrió el mayor escándalo de corrupción en la historia? Entre 2003 y 2016, la constructora brasileña Odebrecht pagó al menos US$349 millones en sobornos a funcionarios brasileños, altos funcionarios del Partido de los Trabajadores de Lula. Sanders quedó atrapado en la década de 1960.

En una entrevista del 22 de febrero con Jorge Ramos, presentador de noticias de Univision, Sanders, como es típico en él, eludió contestar una pregunta sobre si el presidente venezolano Nicolás Maduro es un dictador. Anteriormente, en enero, cuando Estados Unidos y la mayoría de las democracias latinoamericanas reconocieron al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, Sanders se negó a respaldar a Guaidó.

Sanders apoyó abiertamente en los años 80 al actual dictador nicaragüense Daniel Ortega, quien, según los grupos de derechos humanos, es responsable de la muerte de más de 300 manifestantes opositores el año pasado. Sanders asistió a un mitin sandinista de 1985 en Managua, con motivo del sexto aniversario de la revolución sandinista, en que la multitud coreó: “Aquí, allá, el yanqui morirá”, según reportó The New York Times el 17 de mayo.

No es de extrañar que hace poco escuché a un comediante político en televisión bromeando –a propósito del viaje que Sanders y su esposa hicieron de recién casados a la Unión Soviética– que “Sanders se fue de luna de miel a la Unión Soviética y nunca volvió”. A menos que los otros aspirantes demócratas ridiculicen las posturas de Sanders sobre la región, le entregarán en bandeja la Florida a Trump en las elecciones de 2020 y ayudarán a reelegir al Presidente más desquiciado de la historia reciente de Estados Unidos.