26/04/2024
06:25 PM

Rúa de Gamalleira

“Pequeñeces socavan nuestra vida, que debió ser feliz, productiva y mucho más plena”.

Emilio Santamaría

Allá en el Brasil, en la ciudad de Paraiba del Norte, existió en un tiempo una inmensa gamalleira, un enorme árbol frondoso cuya sombra se hizo famosa, porque allí se reunían y hacían negocios los agricultores de la comarca. A su sombra se transaron muchos negocios que si bien eran de mediana cuantía se disfrutaban en grande.

Alguna gente solía traer café y las reuniones se convertían en amenas tertulias en las que se platicaba de todo, se jugaban bromas y las personas la pasaban muy bien. En ese lugar se hicieron muchas amistades y muchas, muchísimas transacciones de compra venta. El enorme y viejo gamalleira se hizo un punto de encuentro por mucho tiempo, pero de pronto, casi sin que lo advirtieran, ocurrió lo impensable, se fue secando de a poco, ante la aflicción de todos, hasta que una noche rodó por tierra. Buscando las causas, algunos pensaron que el añoso tronco había resistido muchos rayos en las tormentas, pero alguno lo había dañado de muerte.

Otros pensaban que las marcas que algunos agricultores habían hecho para recordar nombres y fechas era la causa. ¿Pero qué fue realmente lo que secó aquel magnífico árbol hasta derribarlo? Se pidió al Departamento de Agricultura un perito experto en dasonomía.

Cuando este llegó, lo revisó todo y encontró la razón. Fue una pequeña hormiga blanca llamada comúnmente “cumpin” que había hecho su nido bajo tierra y atacó sus raíces. Los agricultores no lo podían creer, un insecto que ellos podían aplastar entre su índice y pulgar había derribado su amado gamalleira. El árbol desapareció y, en homenaje, la calle donde estuvo se llama hoy Rúa de Gamalleira.

¿Cree usted que también a nosotros nos ocurre algo similar? No damos importancia a esas “pequeñeces”. Un “pequeño resentimiento” que no aclaramos a tiempo, un “pequeño desliz” que acaba con un gran amor, unos “pequeños gastos extra” en una economía muy ajustada. Estas y muchas otras “pequeñeces” son las que pueden acabar socavando nuestras raíces, echando a perder una vida que debió de haberse vivido más plena, productiva y feliz.

LO NEGATIVO: No prestar atención a esas “pequeñeces” pensando que no harán daño.
LO POSITIVO: Estar atentos, atacar esas “hormigas pequeñas” que surjan en nuestra vida antes de que sea tarde.