25/04/2024
10:07 PM

Saca

De acuerdo con un reciente estudio de Transparencia Internacional (TI), los políticos de El Salvador están considerados como los más corruptos de Latinoamérica. De una nota de 5 -refiere el estudio-, los políticos salvadoreños tienen una nada honrosa calificación de 4.4, mientras el promedio en América Latina es de 4, por lo que justamente, en el caso del expresidente Tony Saca (2004-2009), esta sería una verdad de Perogrullo, como también en lo que respecta a su antecesor Francisco Flores, que murió encerrado en las ergástulas penitenciarias, y su sucesor Mauricio Flores, actualmente prófugo de la justicia salvadoreña, acusados por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y esto sin Maccih ni de Cicig.

Como ha sido difundido recientemente por los medios audiovisuales, el exmandatario salvadoreño confesó paladinamente y sin ningún rubor haber sustraído 300 millones de dólares procedentes de los fondos públicos, explicando con lujo de detalles la forma en que se apropió de esta enorme masa de dinero y, las vías, ilegales por supuesto, en que la canalizó hasta ingresarla a sus cuentas personales ya finalmente blanqueada y libre de polvo y paja.

El caso salvadoreño se viene a sumar en Centroamérica al de Guatemala, cuyo presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) y su vicepresidenta Roxana Baldetti fueron acusados de dirigir una estructura criminal que saqueó al Estado chapín durante su mandato. Ambos en prisión efectiva, y está también el caso del expresidente Alfonso Portillo, quien se encuentra guardando prisión en los Estados Unidos, adonde fue extraditado en el año 2013, en cuyas cortes se declaró culpable de recibir sobornos del Gobierno de Taiwán. Se encuentran, asimismo, en esta lista negra Ricardo Martinelli (2009-2014), exmandatario de Panamá, acusado de sobrefacturar 48 millones de dólares en un contrato destinado a la compra de comida en las escuelas públicas del país canalero. También el expresidente Arnoldo Alemán, de Nicaragua, condenado por actos de corrupción relacionados con el lavado de dinero, fraude, malversación de caudales y peculado. Y finalmente, por ahora, Miguel Ángel Rodríguez, expresidente de Costa Rica, juzgado por recibir un soborno de Alcatel, la firma de telefonía francesa.

¿Y cuándo en Honduras? En donde un expresidente declaró públicamente que sabía lo del monumental robo en el Seguro Social, lo que de acuerdo con la ley lo supone de jure cómplice o encubridor de los acusados, y nada pasó, y otro que por presiones internacionales impulsadas por la izquierda latinoamericana fue indultado a pesar de haber sustraído, como los cuatreros, dinero en efectivo del Banco Central y por su contumacia en cumplir con las normas legales del país y los mandamientos judiciales, aparte de otros desafueros, por eso alguien, con donaire y picardía, dijo que en Honduras éramos diferentes.