26/04/2024
12:56 AM

Papel de remesas, ¿realidad o sueño?

  • 21 mayo 2018 /

Noé Vega

Los economistas con el tema de las remesas últimamente están insistiendo en el papel que estas desempeñan en el desarrollo del país y, ante todo, que estos flujos de dinero tienen que ser una fuente de inversión para sus destinatarios y que esos fondos bien podrían ser redirigidos a crear inversión y riqueza, y no solamente una fuente de ingresos que fomenta el consumo. Esta tendencia de los economistas refleja por un lado que se desconoce casi por completo la realidad de los destinatarios de esas remesas, pero por otro lado, la desconsideración propia con que se trata este tema, que es valioso cuando se trata de cuantificar los fondos, pero que jamás se cuantifica a qué costo esos fondos ingresan al producto interno bruto del país.

Por un lado, ese desconocimiento se muestra en que las personas que reciben esos fondos son normalmente hondureños de escasos recursos, personas con muy poca educación o formación educativa, cuya mayor preocupación es la manutención diaria de la familia, por esa razón es que las remesas se usan principalmente para pagar alimentación y otras necesidades básicas que el Estado hondureño o no puede cubrir o cubre de manera deficitaria como ser educación y salud.

Esos dos aspectos, salud y educación, fuera de la canasta básica, consumen mayoritariamente el dinero proveniente de las remesas, por lo que pensar en que las personas van a invertir ese dinero en proyectos productivos que harán negocios o fundarán empresas es como creer todavía en pajaritos preñados. La mayoría del segmento de población que recibe recursos de las remesas son hondureños que no podrían subsistir de otra manera, sino con esos fondos, y el otro segmento en que se invierte es la vivienda.

Sí, porque la vivienda constituye otro de los sueños imposibles del hondureño. Tener una vivienda es un sueño que se cumple para muy pocos hondureños, y hacerlo realidad le puede llevar a un hondureño toda una vida y, sin embargo, no alcanzarlo. Así de cruda es la realidad para nuestros compatriotas, por ello las remesas vienen en muchos casos a hacer realidad ese sueño al que muchos hondureños han renunciado ya y otros lo alcanzan solo a través de la pesadilla de la inmigración, legal o ilegal.

La realidad de las remesas en el contexto macroeconómico es que este flujo de dinero no solo es importante, sino necesario e imprescindible. La realidad es que esta es una industria más que aporta al PIB y que contribuye a la estabilidad social y política del país, las remesas equilibran de tal forma nuestras finanzas que sin ellas el país difícilmente estaría donde está. Todo por las remesas, claro, hay que ver a qué costo. Este dinero es producto de lágrimas, sangre y nos cuesta vidas por completo. Pero a pesar de su importancia y su alto costo humano, el Estado no define un plan estratégico que permita que esos recursos realmente hagan avanzar a sus destinatarios y que mejoren nuestros números en desarrollo.

Lo cierto es que la inmigración representa hoy en el mundo un fenómeno económico, social, humanitario, aunque también de transferencia: se transfiere fuerza laboral, se transfieren cerebros, se transfiere humanidad, pero también se podrían transferir conocimientos, se podría transferir tecnología y educación, así sí podrían convertir en prosperidad los recursos de las remesas, cuando junto con el factor monetario eduquemos y formemos a esas familias, cuya esperanza se termina cuando las remesas dejan de llegar.