La exportación de aguacates a EEUU arrasa con los bosques en México

Por Emiliano Rodríguez Mega y Simon Romero/ The New York Times

Primero llegaron los camiones llevando a hombres armados hacia la cima de la montaña. Luego aparecieron las llamas, arrasando un bosque de pinos y robles. Después de que el incendio arrasó el bosque el año pasado, regresaron los camiones, esta vez transportando plantas de aguacate.

En el oeste de México, los bosques están siendo eliminados a un ritmo vertiginoso, impulsado por el voraz apetito de Estados Unidos por los aguacates.

Una combinación de intereses, incluyendo bandas criminales y funcionarios locales corruptos, están involucrados en la tala de bosques para huertos de aguacate, y en algunos casos se apoderan ilegalmente de tierras privadas. Prácticamente toda la deforestación para producir aguacates en los últimos 20 años puede haber violado la ley mexicana, que prohíbe el “cambio de uso de la tierra” sin autorización.

Desde que Estados Unidos comenzó a importar aguacates de México hace menos de 40 años, el consumo se ha disparado.

Satisfacer la demanda ha tenido un alto costo, dicen los activistas ambientales y de derechos humanos: la pérdida de bosques, el agotamiento de los acuíferos y un aumento en la violencia alimentada por bandas criminales que se apoderan de este rentable negocio.

Y aunque Estados Unidos y México firmaron un acuerdo de las Naciones Unidas del 2021 para “detener y revertir” la deforestación para el 2030, el comercio anual de aguacate de 2.7 mil millones de dólares entre los dos países arroja dudas sobre esos compromisos climáticos.

Los funcionarios ambientales mexicanos han pedido a Estados Unidos que impida que los aguacates cultivados en tierras deforestadas ingresen al mercado estadounidense, pero los funcionarios estadounidenses no han tomado ninguna medida, revelan documentos obtenidos por Climate Rights International, un grupo centrado en cómo las violaciones de derechos humanos contribuyen al cambio climático.

Fresh Del Monte, un distribuidor de aguacate en EU, dijo que la industria apoyaba proyectos de reforestación en México. Pero, en un comunicado, la compañía también dijo que “no posee granjas en México” y confiaba en la “colaboración de la industria” para garantizar que los productores cumplieran con las leyes locales. En el oeste de México, las personas que luchan contra la deforestación y el robo de agua se han convertido en blanco de intimidación y ataques armados.

Al igual que la deforestación en otros sitios, la eliminación de los bosques de pino, encino y oyamel de México reduce el almacenamiento de carbono y libera gases que calientan el clima. Pero la tala para los aguacates, que requieren grandes cantidades de agua, ha provocado otra crisis al drenar los acuíferos. Tan pronto como aparecen huertos de aguacate en áreas deforestadas, aparecen cerca pozos ilegales que a menudo roban el suministro de agua de los cultivos tradicionales de los agricultores como tomates o maíz.

ORO VERDE

En Michoacán, la industria del aguacate emplea a más de 300 mil trabajadores en un Estado de 4.8 millones de habitantes, arrojan cifras del Gobierno.

Algunos en los cuerpos del orden público dicen que la corrupción conduce a una pérdida importante de bosques. En octubre, un funcionario de la fiscalía de delitos ambientales del Estado de Michoacán dijo que los supervisores habían advertido a su unidad que no investigara huertos de aguacate de más de 5 hectáreas. A su vez, dijo el funcionario, que pidió el anonimato por temor a represalias, los propietarios debían pagar sobornos a los supervisores.

José Jesús Reyes Mozqueda, el fiscal ambiental del Estado, no respondió a las acusaciones de soborno, pero dijo que la oficina había llevado a cabo investigaciones sobre denuncias de deforestación ilegal.

En Michoacán, más de 10 mil hectáreas de huertos de aguacate autorizados para exportar a Estados Unidos se encuentran en tierras que estaban cubiertas de bosque en el 2014, dijo la Universidad de Texas en Austin.

Los activistas contra la deforestación dicen que a menudo libran una campaña peligrosa. Un activista del pueblo de Villa Madero en Michoacán, que pidió no ser identificado por motivos de seguridad, describió cómo fue secuestrado y golpeado en el 2021. Líderes purépechas de Zirahuén contaron cómo hombres armados los secuestraron en 2019 después de que los líderes se opusieron al uso de tierras comunitarias para establecer huertos de aguacate.

Es probable que el comercio siga en auge. Un estudio del 2022 estimó que la tierra en Michoacán utilizada para cultivos de aguacate podría crecer un 80 por ciento para el 2050.

“Si no detenemos esto nos vamos a quedar sin nada”, dijo Alejandro Méndez, Secretario del Medio Ambiente de Michoacán.

© The New York Times Company