Ciudad de Cayalá, el paraíso de los ricos en la capital de Guatemala

Cayalá causa polémica en Guatemala por haber sido creado como un bastión para las élites del país.

Foto: DANIELE VOLPE para THE NEW YORK TIMES

Aunque mucho de Cayalá está abierta a visitantes, los terrenos son vigilados por guardias de seguridad privados.

jue 25 de enero de 2024

Por Simon Romero y Jody García/The New York Times

Intente dar un paseo por gran parte de la Ciudad de Guatemala: es la pesadilla de un peatón. Motocicletas circulan a toda velocidad por las aceras abarrotadas. Guardias con rifles escudriñan a cada transeúnte, evaluando a posibles agresores. Autobuses que escupen humo se pasan a toda velocidad las señales de alto.

Pero escondido dentro de la caótica extensión de la Capital, hay un refugio donde nada de eso existe. En la Ciudad de Cayalá, un dominio utópico creado por una de las familias más ricas de Guatemala, las calles son tranquilas y ordenadas y las tiendas son exclusivas.

Cayalá incluye edificios color blanco lechoso con techos de tejas rojas, un colosal salón cívico con columnas toscanas, cafés y restaurantes caros, plazas bordeadas de columnatas y bulevares peatonales pavimentados con piedra. Todo esto está abierto al público —salvo las secciones cerradas donde viven unas 2 mil familias.

“Dentro de 20 años, Cayalá será como La Rambla”, dijo Andrés García Manzo, un restaurantero que vive en una de sus villas, comparándolo con el paseo amigable con el peatón de Barcelona.

$!La ciudad de Cayalá, al fondo, es una ciudad reluciente y planeada a las afueras de la capital de Guatemala.

Sin embargo, los detractores dicen que es en gran medida un patio de recreo para los ricos, de difícil acceso en transporte público, ambientalmente devastador y que ha atraído importantes inversiones a medida que otras partes de la Ciudad de Guatemala caen en decadencia.

Premios internacionales

Cayalá ha ganado múltiples premios internacionales por sus espacios compartidos. Pero está surgiendo un debate sobre si agrava los problemas de desigualdad y acceso a los espacios urbanos, en lugar de aliviarlos, después de que hombres armados prohibieron la entrada a la zona a manifestantes contra los esfuerzos para impedir que el nuevo Presidente, Bernardo Arévalo, asumiera el cargo.

Los reflectores colocados en Cayalá —que se traduce como “paraíso” en el idioma kaqchikel— centran la atención en el papel de la arquitectura y el diseño urbano en uno de los países más desiguales de Latinoamérica, donde alrededor del 59 por ciento de la población de 18 millones subsiste por debajo de la línea de pobreza.

Cayalá comenzó modestamente hace 20 años, cuando la familia Leal de Guatemala hizo planes para un tipo diferente de comunidad. Contrataron a un arquitecto nacido en Luxemburgo, Léon Krier, que había trabajado con el Rey Carlos III en un poblado modelo en el sur de Inglaterra.

En una Ciudad donde las clases altas tienen mucho tiempo de vivir en comunidades vigiladas, Cayalá podría no haber enfrentado un alboroto si no hubiera sido por las protestas que estallaron en octubre contra el nuevo Presidente. Mientras las manifestaciones en otros lugares se desarrollaron en gran medida pacíficamente, hombres armados y con pasamontañas mantuvieron a los manifestantes alejados del área cercana a la entrada de Cayalá.

“Cuando alguien lleva un rifle a una protesta pacífica, es una forma de intimidación”, dijo Dora Monroy, que vive en un barrio junto a Cayalá. Los desarrolladores de Cayalá no hicieron comentarios. Pero en un comunicado, un portavoz dijo: “Cayalá es una Ciudad para todos”.

Krier reconoció que Cayalá fue concebido como un lugar para que vivieran los guatemaltecos de clase alta. Pero también enfatizó que lo imaginó como un desarrollo completamente abierto con edificios de dos a tres pisos, inspirados en las ciudades persas, griegas y romanas de la antigüedad, donde podrían reunirse personas de todos los ámbitos de la vida.

Se produjo una desviación de esa visión cuando “los residentes se reunieron y votaron democráticamente a favor de cerrarla”, dijo Krier. Un plan de los desarrolladores de Cayalá para construir rascacielos fue un paso demasiado lejos para Krier, quien recientemente renunció en respuesta.

Las críticas a Cayalá se vienen acumulando desde hace años. Javier Lainfiesta Rosales, fundador de una empresa de mercadotecnia, la calificó de una “abominación” en un ensayo. “En Cayalá no hay personas sin hogar, niños mendigos, desnutrición, vendedores ambulantes, acoso, colisiones, extorsiones, asaltos, corrupción, ni desigualdad”, dijo.

“Es un pedazo del Primer Mundo en el corazón de una Ciudad peligrosamente cerca de ser el Cuarto Mundo”.

Aún así, tiene muchos defensores. Warren Orbaugh, profesor de arquitectura en la Universidad Francisco Marroquín, respondió a la atención a los miles de árboles talados para construir Cayalá.“¿Acaso no había bosque antes aquí en Guatemala?”, preguntó.

“Cayalá debería multiplicarse como células en todo el País, replicadas en términos de escala y densidad de población”.

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