Para Manuel, las callejuelas del barrio Gótico de Barcelona esconden miles de recuerdos. Aquí se casó, vio nacer a sus hijos y compartió muchas historias con sus amigos.
Pero como muchos vecinos, tuvo que irse de la zona, porque su piso fue vendido a un inversor.
'Iba a morirme aquí y resulta que toda esta gente (propietarios de pisos) por el monopolio del dichoso dinero (hace) que los ciudadanos no valemos nada, los que vale son los billetes de 500 euros', dijo Manuel Mourelo, jubilado.
El barrio ha perdido más del 40% de sus habitantes en una década. Y más de la mitad de los que quedaron son visitantes o arrendatarios muy temporales.
Los vecinos culpan a la especulación inmobiliaria y al turismo masivo generado por las plataformas de alquiler de pisos turísticos.
Al igual que otras grandes ciudades europeas, Barcelona quiere frenar este impulso, y multó a las plataformas Airbnb y Homeaway con 600.000 euros por publicitar apartamentos sin las licencias necesarias.
Con frecuentes tensiones con visitantes descuidados y sin comercios tradicionales por falta de clientes, unos pocos resisten en un zona que, a pesar de todo, sigue siendo su lugar en el mundo. Texto, foto y video de AFP.
$PiFoto captura video de AFP.
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