06/05/2024
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El movimiento #MeToo se consolida en Estados Unidos

  • 08 junio 2018 /

Uno de sus objetivos es acabar con la “misoginia institucionalizada”

Nueva York, Estados Unidos

Un concurso 'Miss America' sin desfile en traje de baño, leyes más duras sobre el acoso sexual, una cifra récord de mujeres que disputan elecciones: ocho meses después del estallido del escándalo Weinstein, el movimiento #MeToo es omnipresente en el debate estadounidense.

En un inicio, el #MeToo se tradujo en la denuncia de una impresionante cantidad de hombres poderosos acusados de cometer abusos sexuales en todos los sectores profesionales. Muchos de ellos vieron derrumbarse sus carreras de la noche a la mañana.

Pero a comienzos de enero, el nacimiento del movimiento Time's Up marcó una nueva etapa. Las mujeres pasaron a la acción, apoyándose unas a otras para demandar a sus abusadores y ampliar su combate a todo tipo de discriminación, como la enorme desigualdad de salarios entre hombres y mujeres.

Desde entonces no pasa un solo día sin que el espíritu del #MeToo afecte la actualidad de Estados Unidos, empujando a todos los hombres a una verdadera reflexión.

Esta semana, la poderosa liga de fútbol americano, la NFL, recibió llamados a terminar con la explotación de las porristas, las bailarinas con poca ropa contratadas para distraer a los hinchas, cuando surgieron informaciones de que reciben sueldos de miseria y son tratadas a veces como acompañantes de lujo.

- 'Misoginia institucionalizada' -

La periodista Gretchen Carlson, que asumió en enero la presidencia del concurso 'Miss America', anunció que las candidatas ya no deberán desfilar en traje de baño y que no se las juzgará más por su apariencia física.

Su anuncio asesta un golpe a la 'misoginia institucionalizada' y es una prueba más de que 'el movimiento #MeToo está extendiéndose e influyendo en toda una serie de discusiones y prácticas', estimó Timothy McCarthy, historiador y profesor de la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard.

Bill Clinton lo vivió esta semana, al promocionar su nueva novela de suspense: el expresidente perdió la calma cuando un periodista le pidió que analizara su affaire de 1995-96 con la joven pasante Monica Lewinski a la luz de los abusos de poder develados por el #MeToo.

Hasta la muerte de Philip Roth a fines de mayo desató en las redes sociales una avalancha de comentarios sobre la supuesta misoginia de este gigante de la literatura estadounidense.

A nivel legislativo y político también, el #MeToo y Time's Up avanzan.

Una decena de estados del país ya reexaminaron su arsenal legislativo sobre el acoso sexual. Algunos prohibieron o contemplan prohibir a las empresas que impongan a sus empleados cláusulas de confidencialidad que impiden a las víctimas de abusos sexuales presentar demandas públicamente.

Dos senadoras, una demócrata y otra republicana, también presentaron el martes un proyecto de ley federal sobre el asunto.